¡Nuestro primer círculo de 2012!
¿Cuándo fue? Martes 21 de febrero, 6pm.
Luna Nueva. Círculo de historias por la sanación de lo sagrado femenino.
¿Dónde fue? En la casa de Sonia (Teusaquillo).
Algo sobre el círculo…
Dos semanas han pasado desde que estuvimos reunidas. Pero bastantes cosas han pasado también desde entonces, y apenas aterrizo para escribir estas líneas. Es tan bonita la sensación que te queda en el corazón cuando asistes a un círculo de mujeres… Pues al final siempre somos otras, otras que se han asomado a la intimidad de alguna, a sus historias, sus triunfos y derrotas, sus miedos, su entender el mundo. Escuchar a otra, siempre tan distinta y tan parecida a mí, es como mirarse en un espejo en el que no nos distraemos con nuestra propia apariencia. Es asomarse a un corazón, sin juzgar, sin atacar, sin imponer. Simplemente escuchando, pues quien habla saca de sí lo que necesita ser escuchado.
Muchas caras nuevas, muchas vistas en otros lugares, otros círculos, quizá otras vidas. Reconocer unos ojos familiares, una historia casi idéntica, una sonrisa cómplice. Saber que somos las mismas que hace milenios, siempre contando historias alrededor del fuego. En comunidad frente a nuestra ofrenda, sencilla, sin rituales, sin plegarias, sin aspavientos. Compartiéndolo todo desde el corazón, desde lo que cada una es…
Nuestra ofrenda…
Así ofrendamos a la madre Tierra y celebramos a su alrededor, casi sin darnos cuenta, simplemente estando ahí y compartiendo toda esta abundancia con las demás. Aunque recordé tomar la foto cuando ya todas se habían ido, la imagen alcanza a recoger algo de lo que las mujeres consideramos lo bastante sagrado para ofrendar a la Tierra: luz, agua, plantas, inciensos, flores, frutas, pan y alimentos (¡se ven muchos menos de los que había cuando estábamos todas!), tejidos, semillas, pétalos de rosa, piedras con alguna energía especial o lo que algunas llevamos para recordarnos nuestra propia sacralidad, oraciones y conocimiento…
Nada profano, pues son las cosas que embellecen y acompañan nuestra cotidianidad, empezando por los cuatro elementos de los que nos conformamos todos: fuego, agua, tierra y aire. ¿Y quién negaría que es sagrado el alimento? Es tan sagrado que no se retiene, no se le ponen barreras: se sacraliza en su disfrute y siempre se comparte con todos. El alimento no es de nadie, pues nos viene de la tierra, la madre amorosa que nos da todo. Sagradas son las plantas que mantienen vivo el planeta, sagrados son los conocimientos que nos transmitimos para vivir mejor unos con otros.
También la oración es sagrada, pues para orar, para acercarse a la divinidad, no hacen falta plegarias que todos sepamos, ni complicarse con palabras, conceptos o instrucciones. Basta con encontrar ese espacio sagrado en el interior de cada uno de nosotros: reverenciar la sacralidad de la vida, que todo el que está vivo presiente, aunque decida ignorar. Si la vida es sagrada, la creación es sagrada y cada humano es hermano nuestro (ya es una verdad científica que todos los seres humanos actuales tenemos un ancestro común). Así, el compartir es parte de esa ofrenda a la madre Tierra. El sabernos hermanxs de todos (aunque haya algunos que nos caigan mal pero, ¿a quién no le ha caído mal alguno de sus hermanos alguna vez?).
Todo es para ser compartido. Hasta la felicidad. Por eso, reverenciemos la vida disfrutando del estar vivos, dejando de pelear contra las circunstancias, o tratar de estar controlándolo todo y permitir que la vida suceda y nos regale la maravilla de lo sorprendente, pues nunca sabemos lo que va a pasar después… ¡Suéltate y déjate llevar por la corriente de la vida! Confía en ella… la corriente sabe a dónde va…
Para darle aquí paso a ese azar, les comparto un extracto del libro El Tao de las mujeres, que se compartió también esa noche, y del que quedé con una (foto)copia que pronto dejaré en alguna copiadora para que todxs podamos disfrutarlo. Compartir nunca ha matado a nadie y… ¿quién dice que no será eso lo que salve a la humanidad?
Bueno, ¡el libro se abre en cualquier página y te habla, según! Esta fue la que me salió esa noche, justo después de que se fueron (porque nos olvidamos de hacerlo esa noche todas juntas, 🙂 No es casualidad que hable de la colaboración…
Colaborar
Trabajando en armonía con los demás, la mujer sabia puede lograr grandes cosas. Este ha sido siempre el camino de las mujeres. Coser colchas, hacer cestas, cultivar alimentos, la comunidad es una familia.
El aislamiento no es sano para el individuo o la comunidad. Es mejor recordar las antiguas formas.
Por eso creo que bueno seguirnos reuniendo en círculo… y seguir compartiendo. Esto es algo que escribí esa noche, justo cuando se fueron…
¿Por qué hacer círculos de mujeres?
El círculo te sana.
El círculo te enseña.
Nunca oyes en un círculo de mujeres nada casual.
Cada palabra que llega, tiene algo para contarte.
Hay un mensaje escondido para ti en cada historia.
Porque el círculo se teje entre todas.
Todas ponemos, todas sumamos.
Incluso nuestro silencio cuenta.
Si una necesita hablar, habla.
Pero siempre habla para todas. También para las que callan.
Siempre distinto, siempre cambiante.
Siempre te enseña algo.
Siempre te cura algo.
Y algo se conecta, nuevo, en la mente, y también algo nuevo en el corazón.
Cada vez.
Y lo mejor… ¡te deja llena de regalos!
Gracias por todo, hermosas mujeres, desde la bella compañía…
15 FLORES Y UN ALTAR
También les copio la hermosa oración que compartimos esa noche, para cerrar el círculo:
Oración a la Gran Madre
Madre nuestra que estás en los cielos y en la tierra y en todas partes,
benditas sean tu belleza y tu abundancia.
Trae a nuestros corazones la llave que abre el portal del amor,
que cada uno de nosotros respete las costumbres de todos los seres
y que el ejercicio del perdón sea parte de nuestra existencia.
Que demos la bienvenida en nuestra mesa para compartir el alimento sagrado.Madre nuestra que estás en los cielos y en la tierra y en todas partes,
que seas la guía de nuestros pasos.
Que el ritmo de nuestros corazones pueda unirse para tocar el corazón de la tierra,
y así podamos venerar su ritmo.
Que las estrellas nos guíen en las noches oscuras
y el sol y la luna abracen nuestros cuerpos.O Gran Espíritu.
O Gran Madre.
O Mujer Sagrada.
La intención con que se convocó este círculo…
Unidas al Tejido Internacional de Mujeres. Círculo organizado en respuesta a la invitación de la Red mundial de ceremonias por la sanación de lo sagrado femenino, este año dirigida a la sanación de las aguas de la Madre Tierra {hay más información sobre esta red en https://mujeresencirculo.org/?p=479}
«Esta vez haremos algo especial. Como la sanación de lo sagrado femenino es también el retorno a la Madre Tierra que, como una mamá, se entrega toda llena de amor, es hora de empezar a recordarla más.
Por eso entre todas haremos un «altar» (o sea, una reunión de las ofrendas) para honrar a esa Madre Tierra, que contendrá lo que cada una, desde su intuición y su corazón, desee poner en él. Puedes pensar en la Madre Tierra como protectora, proveedora, alimentadora, «fuente de recursos», diosa, abuela, naturaleza, vida… el agua bañará todo este encuentro de apertura a los círculos por la sanación del agua que se realizarán por todo el mundo en marzo próximo.
¿Qué pondremos en el «altar»? Cualquier cosa que consideremos sagrada, que sintamos que deba estar presente en una ceremonia así. No se trata de «pensar en algo apropiado», pues lo más apropiado es lo que nos dicte el corazón, lo que susurra la Madre en esa voz chiquitita que viene de adentro. No hay reglas: sólo intuición. No nos regimos por ninguna doctrina, religión, secta o grupo. Seguimos a nuestro propio corazón.
Y además, de acuerdo a la costumbre que ya empieza a tener tradición en el círculo, te esperamos con tu historia personal para compartir. ¿No sabes qué historia contar? Basta con que estés allí y sientas el mensaje que te envía la Tierrita…
Bellísimo. Felicidades a todas.
Me alegro mucho que hayan compartido tan maravillosamente; contenta porque cada vez son más mujeres circulando, algo de nostalgia porque no puede asistir -correspondencias de la Vida- que se evapora porque el 23 de marzo estaré en Bogotá y podré asistir…allí nos vemos.
Retomar una experiencia, revivirla, reconocerla, reconstruirla, valorarala nos da la satisfacción de estar y seguir vivas.