Círculo de mujeres en la montaña: 8 años compartiendo historias
Círculo sexagésimo sexto
Tres días después de la luna nueva
Círculo de historias, en Casa Mariposa (Cachipay)
Domingo, 9 de diciembre
Celebración de los ocho años del círculo
Así se convocó
Algo sobre el círculo
Hace tiempo que no escribo aquí.
La vida nos aleja de lo que creemos
para acercarnos a lo que somos.
Cuando eso pasa suele haber mucho silencio de por medio
que se ha reflejado también en este espacio.
Y sin embargo, hay que seguir contando
seguir diciendo
aunque todavía no sepamos por qué.
En diciembre pasado cumplimos ocho años de celebrar los círculos, de contar historias, de decir. Justo en el círculo de celebración, empezando diciembre, sentí que se había dado un giro completo. Una vuelta se había cerrado. En ese momento fue como escuchar un click, el punto de encaje.
Ahora veo que fue tan patente que me hizo callar, casi de inmediato. Callé y me alejé, me sumergí en una profunda laguna, profundo hasta que todo se puso oscuro, y tuve miedo, y lo liberé.
Ir hacia adentro, simplificar, cerrar procesos, soltar, soltar compromisos, soltar el ¿qué soy? ¿qué no soy? Soltar incluso el ¿quién soy?
No sé qué sucedió, en el fondo. Todavía lo estoy elaborando. Pero cambió algo profundo, estructural —como la carta número XIII del Tarot—. Algo que todavía requiere silencio.
Pese a todo, no quería dejar pasar ese último círculo en completo mutismo, pues fue una bella melodía justo antes de la zambullida, de ese gran silencio. Diez mujeres, doce corazones, compartiendo sus cierres de ciclo, sus nuevos comienzos, su sabiduría, sus cantos, su silencio.
Diez mujeres con quienes estoy agradecida, pues me acompañaron en este octavo cumpleaños y acompañaron ese cierre tan espontáneo, tan poco planeado, que se dio simplemente porque era el momento.
Y si bien el silencio sigue resultando un buen compañero, sé que seguiré contando, y animando a otras a contar, en este y en otros espacios.