Preguntas más frecuentes
El Círculo de Mujeres es una serie de encuentros femeninos que se está convocando desde diciembre de 2011 para facilitar espacios en los que las mujeres podamos encontrarnos en igualdad para compartir en un ambiente de intimidad, unidad y hermandad. Un espacio hecho por nosotras y para nosotras, donde podemos sacar nuestra voz interior y hablarle a una comunidad de mujeres que escuchen sin juzgar y comprendan sin opinar. Pueden participar mujeres de todas las edades y condiciones. Basta con tener interés en formar parte del círculo, en el que se comparten, principalmente, historias personales.
El primero de nuestros círculos de mujeres se reunió el 7 de diciembre de 2010, aunque inicialmente fue convocado como “una reunión para planear la conformación de un círculo de mujeres”. Después de cuatro horas de animada conversación, al final de las cuales todas salimos relajadas, sonrientes y agradecidas, me di cuenta de que reunir un círculo de mujeres era más sencillo de lo que imaginaba: bastaba con reunir un grupo de mujeres con el propósito de compartir lo que cada una tuviera para compartir. ¡Ese fue nuestro primer círculo! Lee aquí una pequeña memoria sobre ese encuentro.
Los círculos al principio funcionaban como conversación abierta, sin ninguna restricción ni temática definida. En esas conversaciones me di cuenta de dos cosas. Primero, que la antigua sabiduría femenina que solía transmitirse oralmente de generación en generación, de abuelas a madres a hijas a nietas, es algo que todavía podemos recuperar colectivamente.
Y también noté que cuando alguna compartía una historia personal, instantáneamente todas nos conectábamos en una escucha especial con lo que ella estuviera contando, y ella misma hablaba con una voz diferente, pues lo hacía desde su propia vivencia. Lo que contaba era cierto: formaba parte de su experiencia única e irrepetible. Y esa historia conectaba con alguna experiencia similar que cada una hubiera vivido a su vez, diciéndole algo sobre sí misma. Así comprendí que cuanto más nos abrimos a las demás, más nos sanamos a nosotras mismas y en el compartir de nuestras vivencias podemos ser útiles a alguien más.
Así, desde hace casi un año, nos reunimos específicamente para compartir historias personales. A veces se propone una temática para centrar las historias, y a veces realizamos una sesión abierta para que cada una cuente una historia sobre lo que quiera, pero siempre procurando que lo que compartamos salga de la vida y el corazón. Estos son algunos círculos temáticos reunidos hasta ahora: Tu primera luna, Tu primera vez, Encerronas y atascamientos, Sentires, Sueños, Presiones familiares,Abortos, Amor y desamor… La lista sigue y las historias se han entretejido, cruzado y descruzado a lo largo de todos los encuentros.
Podemos compartir con las demás lo que sea que hayamos aprendido en nuestra vida. Siempre son bienvenidas las propuestas para actividades especiales en el círculo. En nuestros círculos hemos celebrado eclipses, solsticios, equinoccios, lunas llenas y nuevas, aniversarios, nacimientos y cumpleaños. Solo hacen falta ganas y, a veces, algo de logística {pero con planeación, todo se puede}:
Si alguna sabe cantar, o tejer, o pintar, que nos enseñe a cantar, a tejer, a pintar.
Si alguna sabe callar, que nos enseñe a callar.
Si alguna sabe hacer castillos de naipes, que nos enseñe cómo se sostienen.
Si alguna sabe reír, que nos enseñe a reír.
Lo importante aquí que entiendas es que se trata de compartir…
El círculo no tiene un espacio fijo para reunirse. Últimamente los estoy haciendo en mi casa (en un barrio central de Bogotá) porque cuento con la disponibilidad de un espacio adecuado (aunque pequeño) para las reuniones, pero el círculo siempre está abierto para reunirse en diferentes espacios. Cualquier mujer puede proponer u ofrecer un lugar para reunir al círculo. Los hemos hecho en parques, universidades, cafés, fincas… Toda innovación es bienvenida.
La duración de los círculos está supeditada al horario en que se cite, a la disponibilidad del lugar y de la anfitriona, a la manera en que se convoque, y en últimas depende de las asistentes y de cómo fluya todo… Por lo general, las reuniones pueden durar de 3 a 5 horas, aunque puede haber círculos que duren toda la noche…
Actualmente el círculo se reúne al menos una vez al mes, si las condiciones lo permiten. En una época estuve intentando hacerlos coincidir con la luna nueva, pero la vida se ha puesto más vertiginosa últimamente, y también me he dado cuenta de que fluir es más sencillo que tratar de acomodar las cosas con una fecha rígida. Procuro que no se hagan siempre el mismo día de la semana, para que eventualmente quienes manejan un horario de trabajo o de otras actividades puedan asistir alguna vez. Por lo general se citan después de las 5pm, por la facilidad que el horario fuera de oficina representa para la mayoría, aunque en fin de semana los hacemos más temprano.
La información sobre la siguiente reunión se actualiza siempre en este espacio {y a través de la lista de correos}.
Cada mujer puede asistir a un círculo cada vez que quiera y todas las veces que quiera. A lo largo de más de cuarenta encuentros durante casi cuatro años hemos tenido círculos muy íntimos con solo dos mujeres, y otros muy animados ¡con treinta y tres!. En general los encuentros suelen reunir entre cinco y quince mujeres que nunca son las mismas {y por ello cada círculo tiene un matiz diferente, según las mujeres que lo conformen}. Algunas han asistido a diez encuentros, otras han venido sólo una vez y no han regresado, pero para todas el círculo sigue abierto.
Desde el principio he procurado mantener los círculos abiertos, de manera que cualquier mujer que desee formar parte pueda asistir sin restricciones. Sin embargo, después de cuatro años de labor voluntaria, me he dado cuenta de que no me vendría mal una mano para ayudar al sostenimiento del espacio (que aquí se confunde con el mío propio). Esta labor, aunque sea hermosa y satisfactoria, me consume recursos, tiempo y esfuerzo. Por eso decidí abrir una mochilita de contribuciones completamente voluntarias (monedas, billetes, cheques en blanco…) y de paso entrar el la tónica del intercambio y la abundancia colectiva. Pero si no puedes aportar en la mochila, que eso no sea un impedimento para asistir a los círculos.
De todos modos, al ser justamente un espacio para compartir, siempre propongo que cada una traiga lo que pueda y desee para compartir durante el encuentro. Lee la pregunta correspondiente: ¿qué debo llevar?
Puedes traer lo que quieras para compartir {té, café, vino, frutas, galletas, pasteles, pasabocas, poemas, canciones, tambores, libros, inciensos, danzas… lo que te apetezca}. Si la reunión es en una plaza pública, quizás quieras traer un cojín para sentarte.
Lo más importante es que traigas una historia para contar… ¡pero no te asustes! Todxs tenemos una historia siempre a la mano, pues historias es lo que nos deja la vida. Nadie puede vivir un día sin tener al final una historia {y no sólo una} para contar. No pienses si tu historia es buena o mala, triste o feliz, larga o microcorta. Incluso puedes inventar una historia “personal”, si no nos damos cuenta Historias son historias y todas son verdaderas.
Esta es una pregunta que me han hecho muchos hombres cuando les hablo de este espacio. Quisiera plantear aquí una cuestión: si a un círculo de mujeres asisten hombres ¿sería todavía un círculo de mujeres? La respuesta sencilla es: no, de la misma manera en que si una mujer asiste a un círculo de hombres, entonces ya no sería un círculo de hombres.
Sin embargo, muchos hombres hoy están encontrando y alimentando la llamada energía “femenina” en su propia vida, a través de la dulzura, la expresión de sus sentimientos más profundos, la cooperación, la confianza en la intuición, la empatía… Estas características no son exclusivas de las mujeres {simplemente nuestra educación hizo que las manifestáramos más fácilmente}, pero creo que todos deberíamos ser capaces de compartirla.
Por eso ocasionalmente se abre el espacio para que los hombres que deseen asistir al círculo puedan hacerlo. Basta con que estén sintonizados con la tónica de confianza, sinceridad e igualdad del espacio, o como suelo decir, “mientras se pongan la falda, son bienvenidos” {no tiene por qué ser literal, pero sería buenísimo si la sacan de la maleta…}.
¿Cómo saber cuándo pueden asistir? Mientras en la invitación no se anuncie expresamente que a ese círculo solo pueden asistir mujeres, el círculo estará abierto también para ellos.
Se puede asistir con niños al círculo {y para mí que todas las mujeres son madres}. Nuestro sentimiento natural femenino de hermandad se potencia cuando nos reunimos entre mujeres {y se transmite a los hombres también cuando están presentes: lo he visto}, de modo que en los círculos todas nos convertimos un poco en mamás por unas horas, todas estamos pendientes, y todas hacemos siempre lo mejor posible por recibir la presencia infantil en el espacio de la mejor manera. Nunca falta alguna que tenga alguna afinidad especial con los chicos y termine haciendo migas con ellos.
En cualquier caso, me parece que la presencia de los niños, sean inquietos o callados, es una bendición para cualquier círculo, pues ellos llenan el ambiente de una inocencia y una hermandad especial que es difícil de lograr entre adultos. Y para cualquier niño la energía de un círculo femenino de hermandad y apoyo es otra manera de regresar al útero materno, así que ¡de seguro para ellos es beneficioso también!
Eres bienvenida siempre que quieras venir a los círculos, y traer a tus hijos… Sin duda aprenderán algo bueno {tú y ellos}, aunque sientas que tienes que pasarte la mitad del tiempo lejos de la conversación. Varias mujeres del círculo son madres especialistas en criar niños tranquilos, así que alguna te podría dar también un tip útil…
Para las más curiosas
Me llamo Sonia y nací en 1979. Trabajo en diseño gráfico y edición de libros de manera independiente {puedes curiosear mi editorial emergente en Chiquitico.org}. Me apasionan la escritura, el canto y los viajes. Soy tejedora, tamborera y caminante. Nunca había asistido a un círculo de mujeres cuando empecé a convocar los míos, y lo empecé a hacer inspirada por un libro del que hablo más adelante.
Reunir círculos de mujeres me ha permitido reencontrarme con mi ser femenino y sanar muchos de los conflictos que tenía en mi relación con las mujeres. También me ha permitido entrar en contacto con otros círculos de mujeres que no sabía que existían en mi entorno. Cada uno de ellos, distinto como los árboles en un bosque, me ha enseñado algo que he podido reflejar en mis propios círculos.
Aunque la iniciativa para reunir al Círculo de Mujeres a lo largo de estos años ha sido mía, siempre he alentado a otras mujeres para que convoquen sus propios círculos de acuerdo a su sentir e iniciativa personales. Cada círculo es un mundo propio. {Si te interesa proponer un círculo lee la pregunta correspondiente más abajo}. También pueden ofrecerse como anfitrionas para alguno de los círculos que yo programo.
Los espacios de reunión femenina son tan antigüos como la humanidad. Aunque no se los llamara así, siempre han existidocírculos de mujeres: ya fueran las mujeres en las épocas nómadas de la humanidad que salían juntas a recolectar alimentos, o que se quedaban a cuidar a los críos, las que se reunían a tejer, las que debían cocinar, las que eran enviadas a lugares para sangrar cada mes {¿exclusión? ¡Qué va: escape! :)}, el hecho es que la mayoría de sociedades han permitido {a veces hasta obligado} la existencia de espacios exclusivamente femeninos.
Sin embargo, tras cuarenta años de “revolución femenina”, la acelerada industrialización y el capitalismo salvaje han modificado radicalmente las condiciones del mundo moderno de manera que los espacios de encuentro femenino se han reducido o incluso suprimido. Ahora cuando las mujeres se encuentran lo hacen en ambientes de agresividad, competitividad o mutua exclusión, y todos los espacios se han vuelto “unisex”, con el agravante de que las reglas para relacionarnos se basan en la desconfianza, la competencia y la lucha por el poder. La idea del círculo es recordarnos a las mujeres que somos una hermandad, y que juntas podemos recordar la sabiduría que nos está haciendo falta para recuperar el equilibrio perdido entre los seres humanos y la naturaleza.
Hablando de mujeres, creo que la principal regla a seguir es la intuición. Concretamente, la idea de crear un círculo de mujeres me la inspiró un libro escrito por la japonesa Jean Shinoda Bolen, El Millonésimo Círculo. Ella sostiene que los círculos de mujeres son la mejor herramienta para enfrentar estos tiempos en que estamos cambiando el paradigma patriarcal masculino dominante a un verdadero equilibrio con nuestro lado femenino, la cooperación, la creatividad, la solidaridad, la confianza en la intuición, etc. Su libro es un valioso manual-poema para abrir círculos de hermandad femenina, y a mi parecer sus consejos se podrían resumir en una frase: sigue tu propia intuición. Cada mujer tiene un potencial para convocar a un círculo de mujeres, y cada círculo convocado es diferente. Aunque los círculos de este espacio no se rigen necesariamente por los lineamientos de Jean Shinoda, sí mantienen unos ingredientes básicos que considero deberían existir en un encuentro de estas condiciones:
- la participación igualitaria de todas las presentes. Sentadas en círculo, ninguna mujer tiene un estatus especial en la reunión, todas las voces tienen el mismo derecho a ser escuchadas. Toda mujer guarda en sí misma una sabiduría especial que sólo puede ser expresada a través de sus palabras, y esto es justamente lo que buscamos compartir en este espacio.
- el compartir desde el corazón. El círculo es un espacio para compartir nuestras intimidades en un ambiente de confianza. Aquí podemos hablar de cosas que no se pueden hablar en otros entornos. Lo que se comparte en el círculo es exclusivo del círculo, no debe salir de allí para cotillear, difamar o hacerle daño a nadie. Se espera que quienes hablan y quienes escuchan dejen a un lado la barrera de la desconfianza y reconozcan en las otras a sus iguales. Sólo desde el corazón podemos ser sinceras y capaces de encontrarnos con otra alma.
- la atenta escucha de quienes participen. En el círculo todas escuchamos las palabras de cada una, abriéndonos a lo que la otra tiene para compartir. En ocasiones mantenemos un orden en las intervenciones, aunque la mayoría de las veces la participación es aleatoria y voluntaria, pero siempre procuramos que no haya dos voces hablando al mismo tiempo, pues todo lo que se comparte en el círculo es importante y cada palabra nos toca a todas de una manera diferente.
- la reunión alrededor de un fuego simbólico que le da al círculo un centro, o un carácter ceremonial no explícito. Aunque el círculo es un espacio informal en el que se espera que todas nos sintamos cómodas {y yo nunca he alentado la sujeción a ningún ritual determinado}, el encender un fuego en el centro del círculo se ha convertido en una constante. La presencia del fuego es siempre iluminadora, y permite que todas tengamos un foco instantáneo para conectarnos con la naturaleza, o con lo que cada una considere sagrado, o con nuestro ser interior, como quieras llamarlo.
Porque no hay muchos espacios así, que nos permitan hablar con franqueza e intimidad. Es cierto que deberíamos poder hablar SIEMPRE con franqueza e intimidad, pero es tanto el ruido que han puesto alrededor nuestro, que hemos olvidado cómo hacerlo. Muchas no tienen un lugar en donde pueda salir tranquilamente su voz, en donde se sientan genuinamente escuchadas. Contamos historias porque es lo que los humanos hemos hecho por milenios, porque hablar nos sana, porque contar historias es medicinal, tanto para la que cuenta como para las que escuchan. El simple hecho de compartir lo que tenemos en el corazón nos permite crear un puente emocional con el otro, y esos puentes son los que estamos necesitando para recordar lo que significa la comprensión y, sobre todo, la compasión…
Para re-conocernos.
Para reinventarnos.
Para recordar juntas quiénes somos.
Para escuchar a otras.
Para hablarles a otras.
Para sacar la voz.
Para aprender el silencio.
Para compartir lo que todas tenemos para compartir: una historia.
Para decir lo que necesitamos decir.
Para sanar.
Para tender puentes.
Para hacer amigas.
Para divertirnos…
Cuando una mujer comparte una historia personal, despierta en ella y en quienes la escuchan la sabiduría que comprendió a través de esa vivencia y que se conecta de formas insospechadas con las vivencias de todas las presentes. Contar historias personales les permite a las mujeres conectarse con su ser más profundo y fortalecer su voz interior, pues cuando contamos algo que vivimos somos capaces de hacerlo desde nuestras entrañas, desde la memoria corporal que almacenó ese recuerdo. Permitimos que nuestra intimidad aflore…
Contar historias personales {sobre cualquier aspecto de la propia vida}, es una forma sencilla de conectar con nuestro corazón y al mismo tiempo despertar la sabiduría que llevamos dentro. Contando aprendemos a sacar nuestra verdadera voz interior, que es la sabia, la que habla desde el corazón. Con historias vamos tejiendo la trama de la vida.
El círculo te sana.
El círculo te enseña.
Nunca oyes en un círculo de mujeres nada casual.
Cada palabra que llega, tiene algo para contarte.
Hay un mensaje escondido para ti en cada historia.
Porque el círculo se teje entre todas.
Todas ponemos, todas sumamos.
Incluso nuestro silencio cuenta.
Si una necesita hablar, habla.
Pero siempre habla para todas. También para las que solo callan.
Siempre distinto, siempre cambiante.
Siempre te enseña algo.
Siempre te cura algo.
Y algo se conecta, nuevo, en la mente, y también algo nuevo en el corazón.
Cada vez.
Y lo mejor… ¡el círculo siempre te deja llena de regalos!
Para las más osadas
¡Claro! Siempre son bienvenidas nuevas mujeres que deseen abrir su casa y sus corazones al círculo de mujeres. Si tienes un lugar donde creas que hace falta reunir un círculo de mujeres, concretarlo es más fácil de lo que parece. Si te interesa proponer un círculo, escríbeme (info@mujeresencirculo.org) y lo planeamos juntas. En un círculo se pueden compartir alimentos, música, cantos, tejidos, tambores, danzas, historias (sobre cualquier tema; lo principal siempre ha sido compartir historias desde el corazón), en fin, puedes compartir lo que tú quieras. La convocatoria se hace a través de la lista de correos del círculo que yo manejo personalmente a través de Google Groups, así como a través de esta página y del grupo en Facebook. Tú también puedes rotarla por tus propias redes, virtuales o físicas.
¡Por supuesto! Si sintonizas con todo esto y te interesa abrir un círculo de mujeres, el mejor consejo que puedo darte es: ¡no tengas miedo! Saldrá bien de cualquier manera. Puedes usar la información que encuentres en esta página para gestar los tuyos, o pedirme consejo escribiéndome a info@mujeresencirculo.org. Estaré muy complacida de ayudarte a gestarlo… ¡Bendiciones!
Hola…
Nunca he asistido al círculo y no conozco a ninguna persona que asista a él… aun así, ¿puedo ir por mi cuenta sin conocer a nadie allí?
Hola, Mary. Claro que puedes asistir, el círculo está abierto siempre para cualquier mujer que desee participar. Siempre llegan mujeres diferentes y esto enriquece el espacio. Eres bienvenida cuando quieras animarte a participar.
Hola, me encanta esta pagina. Vibro mucho con esta información. Cuando es el proximo circulo?
Hola, Claudia. Gracias por visitarnos. Todavía no lo hemos programado, pero la información se actualiza en https://mujeresencirculo.org/proximocirculo/ También puedo incluirte en la lista de correos para que la recibas en tu buzón. Abrazos.
Si alguna quiere recibir las invitaciones en su buzón de correo puede solicitarlo a info@mujeresencirculo.org