Otra voz del tercer encuentro
Imagen superior: Timothy Brown (Flickr.com). Compartida bajo licencia Creative Commons (Atribución).
Texto enviado por María Teresa, que nos ha acompañado en el círculo.
{Refiriéndose al texto Sabiduría del tercer encuentro}:
{…} Al leerlo me sentí súper bien, porque al volver a recordar el conversatorio circular reafirmé lo que aquella noche, en medio del calor no sólo el de las palabras sino también el de la piel, comprendí que lo que sentí alguna vez en mi ser, en mis entrañas, no era un sentir particular, propio de mí, de este ser que se creía solo, diferente, aislado, excluido, lleno de inquietudes y de problemas, sino que ese sentir era generalizado; todas estábamos pasando por algo similar, haciéndonos las mismas preguntas, experimentando temores parecidos, y cada una de nosotras pasaba por el frente de las otras con la única seguridad que teníamos, «esto sólo me pasa a mí y lo resuelvo yo solita»; y es que esa noche, en medio de tanta juventud, tanta comprensión, tanto cariño y tanta ternura, después de haber sobrevivido a tantas calendas, entendí, que no debo darme golpes de pecho por no haber vivido las cosas como las están llevando, sino de alegrarme pues yo sentí la misma necesidad que ellas, sólo que Sonia y María José vencieron los temores, decidieron y lograron convocarnos para hablar de nosotras, de nuestros sentires y experiencias; y que yo, en aquel entonces, no encontré o tal vez no creí en nadie para empezar a cambiar las cosas ni siquiera en mí.
Y, ellas, a partir de transmitirnos tanta energía y alegría participándonos el «lo logramos» acabando con los temores, nosotras, también, la estamos experimentando, pues con el hecho de compartir los sentires, en esa primera luna llena del año, rodeadas de calor y de alimentos, como nos recuerda Sonia en el correo, que fueron los mismos que yo una vez sentí y que no había podido socializar porque le tenía mucho miedo y desconfianza a ambos géneros, pude reflexionar llegando a la conclusión que no obstante las circunstancias, por lo que se habló, opté por el mejor camino, quitándome unos de los tantos temores que revoloteaban en mi cabeza.
Hoy, después de tan sólo dos círculos en los que he participado, les confieso que me siento feliz por el hecho, después de tantos años, de haber encontrado eso que yo no pude concretar por las razones ya expuestas, o tal vez porque en el fondo tenía mucho miedo, pues creía que no me escucharían o que tal vez se reirían de mi propuesta y demás. Por las charlas. ahora veo que en realidad era yo la que pensaba por los demás, y mis temores no me dejaban acercarme a nadie. Sentir mis sentires en los labios de éstas chicas, comprender que eran los mismos sólo que ellas han sabido manejarlos y compartirlos con las demás, y reflexionar acerca de que no es el acabose, me hace sentir muy bien.
Claro es, que mi salvación empezó con mis hijas, después de tomar la sería decisión de no tener bebés, quienes me hicieron entender muchas cosas que en «el círculo energético de mujeres» se reafirmaron. Por ellas, por mí y por todas, haré lo posible por no faltar.
Las admiro mucho
teresa