Cantándole al agua, el 22 de marzo de 2012
Hoy tuve la oportunidad de participar en el canto colectivo que se elevó al agua desde el Parque Nacional (si alguna de las chicas me estuvo buscando en el Parque El Virrey o la Laguna Mama Dominga, espero que hayan representado muy amorosamente nuestro círculo… la vida no siempre nos pone donde creemos que vamos a estar). Quiero agradecer aquí a Laurita por su invitación, por sumarse a esta campaña tan re-evolucionaria y por todo su trabajo de logística y difusión, su granito de arena para este evento…
Pues esto fue lo que percibí, y que quiero compartir con mis lectorxs…
Mujeres y hombres en círculo cantando al agua. Ojos cerrados, como en trance. Porque era verdaderamente un trance cantar y unir la voz a las de todos esos seres, diseminados por todo el mundo, en oración por el agua.
Un altar-mandala. Flores, frutas, inciensos, telas de colores. Un cuenco central con agua, ombligo de esta tierra, ofrenda venida desde las cuatro direcciones de Bacatá, concentrando el espíritu de todos los lugares, uniéndonos a la hermandad planetaria que ya empieza a despertar. Como el Mamo lo dijo: que el espíritu del agua escuche en este canto que ya sus hijos empiezan a despertar, que ya están recordando a su Madre.
El agua es una sola, y cuando se reúne, nunca queda dividida… es siempre una sola.
Por eso los ríos llegan al mar, por eso los saltos se vuelven cataratas, por eso cuando contaminamos ensuciamos toda el agua, y cuando limpiamos la limpiamos también toda {quieran nuestros actos que limpiemos más de lo que contaminamos}.
Ver reunidos allí a tantos… estudiantes, mujeres sabias, jóvenes, ancianos, policías, periodistas, religiosos, laicos, ateos, intelectuales, músicos, señores serios de corbata y mujeres sonrientes de falda y pañoleta, optimistas, niñas y niños, hermanos, todos juntos, todos distintos, reunidos con un sólo propósito: sanar las aguas de nuestro planeta. Poner nuestro tejido para unirlo a las demás voces, a los demás cantos, a los demás mundos.
Todos como una sola agua, como una sola totuma que se eleva llena de bendiciones para alimentar y sustentar toda la vida del planeta.
Pues en verdad pudimos percatarnos, desde ese círculo, que somos un solo canto, y una sola agua.
Que nuestra voz sea una sola, una gran voz llena de matices, tonos agudos, graves, suaves, persistentes, entrecortados, llenos de vida… que el espíritu de las aguas escuche esta oración y la reciba lleno de amor. Que el amor se expanda, como se expande el agua, por todo el planeta. Que el espíritu de la laguna, presente en la misma agua que sale por la llave, en todas las aguas (pues son todas una sola agua) nos limpie cada mañana en un baño sagrado.
Pues toda agua es sagrada.
No podremos detener a las industrias que siguen contaminando el líquido de la vida, pero podemos unir nuestras voces, una a una, aliento a aliento, respiración a respiración, para que una sola sea la voz que se escucha por todo el mundo, para que ya no queden oídos que no puedan escucharla: que el agua es sagrada, que la tierra es sagrada, que somos agua y somos tierra, hombres de barro que necesitan recordar de dónde vienen y qué es lo importante. Lo que debe ser defendido.
Un bonito símbolo para hacer público este cantar: la presencia confraterna de diversos líderes religiosos reconocidos cada uno en su comunidad, unidos en una sola oración por el agua, para agradecer su origen y pedirle perdón por lo que le hemos hecho. Las iglesias unidas entre sí para recordar los saberes ancestrales de quienes habitaron primero estas tierras es algo que merece ser reconocido.
Somos los Hermanos Menores de quienes se han convertido en los guardianes y la voz de la Tierra y los ancestros… nuestros indígenas. Gracias al Mamo de la Sierra (no recuerdo su nombre) que fue un Hermano Mayor ejemplar… hablando palabras sabias en nombre de todos los presentes, enseñando sus saberes indígenas, acompañando esta unión de sentires…
Que todos los seres, débiles y fuertes, grandes y pequeños, cercanos y lejanos, visibles e invisibles, nacidos y por nacer… que todos sean felices, que todos encuentren plenitud.
{Termino de escribir esto mientras participo vía streaming en un evento mundial virtual llamado Día de la Concepción 2012 (Conception Day 2012) – una celebración organizada hoy 22 de marzo, 9 meses antes del «Día del nacimiento planetario» (Planetary Birth Day). Miles de personas de más de 137 países en todo el mundo unidas en la intención de recordar y hacer real el sueño de que todos somos uno, o como prefiero decir, TODOS SOMOS UNA…}.
Miles de personas celebrando la concepción de la próxima humanidad…
Miles de personas cantando al agua…
celebrando la luna nueva…
celebrando el equinoccio…
celebrando lo sagrado femenino…
celebrando círculos de mujeres…
celebrando círculos sagrados de mayores…
celebrando la primavera…
celebrando la vida…
…reunidos en apenas tres días…
¡algo tiene que estar cambiando!