Círculo del eclipse de sol
Círculo vigésimo segundo.
Tarde/noche del 20 de mayo del Año del Dragón 2012.
Día del eclipse anular de sol (visible en el Océano Pacífico)
en conjunción con las Pléyades y el centro de la Galaxia.
Historias entre mujeres y hombres.
¿Dónde fue? En la casa de Esperanza (Bogotá).
Algo sobre el círculo…
Nueve almas y un solo corazón.
¿Cuál es la historia de estos círculos de mujeres? ¿de dónde salieron?, preguntó alguien… Empecé a hacerlos. El resto se escribe solo. No es difícil, si te das cuenta: basta citar a un grupo de personas para compartirse desde el corazón. Historias, recuerdos, diatribas, puntos de vista, opiniones, dolores, alegrías. Copartimos quiénes somos, qué hemos encontrado en este camino.
Esperanza le regaló al círculo (al que todas llevamos en el corazón) miles de cosas, entre ellas un bastón de la palabra. El hombre y su espíritu, o la ruta que pasa directo por el corazón, que los une a ambos y nos une a todos. Cada uno habló, con el maravilloso poder de la palabra que te otorga el bastón, el milagro de la voz. De dejar salir lo que se lleva y se siente adentro frente al corazón de los otros, que escuchan sin juzgar y acompañan sin ahogar. Recordar cómo éramos antes, en el principio, donde también había (ya) círculos de mujeres y de hombres y de historias… «Volver al gran Recuerdo». Y entre el conocimiento colectivo que recordamos todos juntos, esto dejó rastro en mi libreta…
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Femenino y masculino. Lo que todos llevamos dentro. Lo que se nos facilita y lo que se nos dificulta. Nuestro lado dormido. Lo que negamos sin saber. Lo que exaltamos sin medir.
La mujer, guardiana tácita del lado femenino, con el que muchas veces se la confunde, ha llevado ese lado femenino hasta el borde de la vulnerabilidad, la sumisión y la excesiva dulzura que te hacen olvidar quién era la sacerdotisa, la mujer poderosa merecedora de su lugar. Cedimos, en nuestra natural disposición maternal, pero cedimos tanto que cedimos nuestro lugar y ahora vagamos, exiliadas de nuestras habilidades naturales en una tierra hostil donde debemos codearnos un lugar en medio de la hipocresía, la competencia despiadada y la exigencia hasta el límite. ¿Y después qué sigue?
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La madre conserva, mantiene la armonía. ¿Para qué la guerra? ¡Si yo lo que quiero es salvar a mis hijos!
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«Suelta tus libros y comienza a leerte a ti misma».
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Y una pregunta… ¿por qué hay tanta agresividad entre los jóvenes? ¿de dónde sale toda esa violencia injustificada?
Sale, diríamos, de que eso es lo que les damos a nuestros niños siempre, desde que nacen… Ni bien están empezando a nacer sometemos a los bebés a una tortura de parto que no tiene nada que ver con la forma natural en que las mujeres deberíamos parir. Separamos al niño de su madre apenas sale del útero y lo tiramos en una cuna a dieta de hambre desde entonces, al menos en lo que se refiere a contacto físico, caricias, abrazos y cariño elemental. Luego colmamos a nuestros niños de juguetes, objetos y distracciones y olvidamos que ellos necesitan unos padres, no un cajero automático. Y después de someterlos a estos comportamientos aberrantes durante años, nos preguntamos qué hicimos mal para que los jóvenes resultaran tan agresivos y usaran la violencia para obtener lo que desean. Pero nunca se les ha dado lo que necesitan…
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Si quieres ayudar a otros, ayúdate a ti mismo.
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Busca adentro, en lo que tienes oculto, ya bajo prejuicios familiares, o negación o vergüenza. Revisa tus hábitos, tus relaciones. Cuando transformas tu interior, logras transformar el exterior… De mi paz individual surge la paz universal.
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Hay que sacar todo afuera, pues lo que no se saca el cuerpo lo grita, y llega un momento en que no puedes negarlo.
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El gran regalo que es tu menstruación, eso sagrado que debe ser recuperado para no volver a perderlo nunca, y conservarlo en nuestras hijas, nuestras nietas…
Aprovechar tu luna para sanarte. La menstruación es nuestra propia medicina.
El primer día: sanación interior.
El segundo día: sanar las relaciones cercanas (compañero/familia).
El tercer día: sanar la comunidad.
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Si sabemos que nos vamos a morir, ¿cuál es tu posición frente a eso?
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No hay que aconsejar nada. Sólo escuchar.
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¡Cuánto tiempo perdemos protestando y manifestándonos contra algo… mientras hay tanto por hacer, tantos a quiénes ayudar!
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Haz las cosas por gozártelas y punto. No necesitas convencer a nadie.
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Así que las invitamos a todas a tejer este gran círculo de historias, que todas compartimos y que todas escuchamos diferente. Ninguna escucha igual que la otra, pues ninguna sabe lo que sabe la otra, ni han vivido las mismas experiencias, ni tienen el mismo tejido «dentro de la cabeza».
Con lo que cada una comparte aquí, todas estamos creciendo. Somos un tejido. Cada uno es un hilo y entre todos tejemos una manta que nos cobija a todos. Nuestro próximo círculo… ¡historias lunares!
Libros recomendados de la noche
El millonésimo círculo, El cáliz y la espada, La historia de la brujería (Frank Donovan), El Libro del Trono, La enfermedad como camino.