Una historia sobre la honestidad
El ejecutivo
Un exitoso hombre de negocios se estaba haciendo viejo y sabía que era el momento de elegir un sucesor para hacerse cargo del negocio.
En lugar de elegir uno de sus gerentes o sus hijos, decidió hacer algo diferente. Llamó a todos los jóvenes ejecutivos de su compañía en conjunto y les dijo:
«Es hora de que me retire y elegiré al próximo Director. He decidido elegir a uno de ustedes». Los jóvenes ejecutivos se sorprendieron, pero continuó el jefe:
«Hoy voy a dar a cada uno de ustedes una semilla, una muy especial semilla. Quiero que planten la semilla, le pongan agua y vuelvan aquí dentro de un año con lo que ha crecido de la semilla que les he dado. Luego juzgaré las plantas que traigan y el dueño de la planta que yo elija será el próximo Director».
Un hombre, llamado Jim, estaba allí ese día y al igual que los otros recibió una semilla. Fue a su casa y con entusiasmo le contó a su esposa la historia. Ella le ayudó a conseguir un bote, la tierra, la composta y plantó la semilla. Todos los días, añadía agua y miraba si había crecido algo la planta. Después de unas tres semanas, algunos de los otros ejecutivos comenzaron a hablar de sus semillas y de las plantas que comenzaban a crecer.
Jim miraba su semilla, pero nada que crecía. Tres semanas, cuatro, cinco semanas pasaron, todavía nada. Ahora otros hablaban de sus plantas, pero Jim no tenía ninguna planta y se sentía un fracaso.
Pasaron seis meses y aún no había nada en el bote de Jim. Sólo sabía que había dañado su semilla. Todo el mundo tenía árboles y plantas altas, pero él no tenía nada. Jim no le dijo nada a sus colegas, sin embargo, mantuvo regando y fertilizando la semilla – deseaba que la semilla creciera.
Un año pasó y por último todos los jóvenes ejecutivos de la empresa trajeron sus plantas delante del Director general para la inspección. Jim le dijo a su esposa que no iba a llevar un bote vacío, pero ella le pidió que fuera honesto acerca de lo sucedido. Jim se sintió mal, pensó que iba a ser el momento más embarazoso de su vida, pero sabía que su esposa estaba en lo cierto. Tomó su bote vacío y lo llevó a la sala de juntas.
Cuando Jim llegó, se sorprendió de la variedad de plantas cultivadas por los demás ejecutivos. Eran hermosas, en todas las formas y tamaños. Jim puso el bote vacío en el suelo y muchos de sus colegas se rieron, algunos sentían pena por él.
Cuando el Director llegó, examinó la habitación y saludó a sus jóvenes ejecutivos. Jim sólo trató de esconderse en la parte posterior.
«Vaya, qué grandes plantas, árboles y flores que han crecido», dijo el Director. «¡Hoy en día uno de ustedes será nombrado Director en reemplazo mío!».
De repente, el Director vio a Jim en el fondo de la sala con su bote vacío. Ordenó al Gerente Financiero traerlo al frente. Jim estaba aterrorizado. Pensaba: «¡El Director sabe que soy un fracaso! ¡Tal vez me va a despedir!».
Cuando Jim llegó a la parte delantera, el Director le preguntó qué le había pasado a la semilla. Jim le contó la historia.
El Director pidió a todos sentarse, excepto Jim. Miró a Jim, y luego anunció a los jóvenes ejecutivos: «¡He aquí a mi lado a su nuevo Director! ¡Su nombre es Jim!».
Jim no lo podía creer. «¿Cómo podía ser el nuevo Director?», dijeron los otros. A continuación, dijo el Director: «Hace un año, les di a todos en esta sala una semilla. Yo les dije que tomaran la semilla, la plantaran, la regaran con agua y la trajeran de vuelta a mí hoy. Pero yo les di a todos semillas muertas, no era posible que crecieran. Todos ustedes, a excepción de Jim, me han traído árboles, plantas y flores. Cuando encontraron que la semilla que yo les di no crecería, la sustituyeron por otra semilla. Jim fue el único con el coraje y la honestidad para traer un bote con la semilla que le di. Por lo tanto, ¡él será el nuevo Director!».
- Si plantas honestidad, recogerás confianza.
- Si plantas bondad, cosecharás amigos.
- Si plantas humildad, cosecharás grandeza.
- Si plantas perseverancia, cosecharás felicidad.
- Si plantas perdón, cosecharas la reconciliación.