Somos esto que somos
Esta historia me llegó por correo, en el anonimato de los reenvíos:
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles y arbustos se morían…
El roble dijo que se moría por no ser tan alto y tan fuerte como el pino. Volviéndose al pino, lo hallo caído, por que no podía dar uvas como la vid. La vid se moría por que no podía dar flores como la rosa. Y la rosa se moría por no ser fuerte y sólida como el roble…
Entonces encontró una planta. Un clavel floreciendo y mas fresco que nunca. El rey le preguntó: «¿Cómo es que creces en medio de este jardin moribundo?». La flor contestó: «Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías ver claveles. Si hubieses querido otro roble, lo habrías plantado. En aquel momento me dije: intentare ser el clavel de la mejor manera que pueda. ¡Y heme aquí! El más hermoso y bello clavel de tu jardín».
Somos esto que somos. Vivimos marchitándonos en nuestras propias insatisfacciones, en nuestras absurdas comparaciones con los demás… “si yo fuera”, “si yo tuviera”, “si mi vida fuera”… Siempre conjugando el futuro incierto en vez del presente concreto, empecinados en no querer aceptar que la felicidad es un estado subjetivo y voluntario.
Podemos elegir hoy estar felices con lo que somos, con lo que tenemos, o vivir amargados por lo que no tenemos o no podemos ser. Sólo podremos florecer el día que aceptemos que somos lo que somos, ¡somos únicos! Y nadie puede hacer lo que nosotros vinimos a hacer aquí.
Comienza haciendo lo que es necesario. Luego lo que es posible. ¡Y de repente estarás haciendo lo que es imposible!
No permitas que el jardín de tu vida se marchite por el hecho de no querer entender esa voz que brilla desde lo más profundo de tu corazón. Recuerda… nadie es más que nadie. Sólo que unos hacen más que otros…