Noche del tres de febrero
Antes que nada, debo disculparme por tardarme tanto en escribir aquí. Sé que muchas esperaban estas palabras, cualquier cambio en el blog, nueva información, antes de nuestro próxio encuentro. Quedé responsable de enviar y subir material y me tomé casi dos semanas sacarle el tiempo… Esto es lo que pasa cuando dejamos que las preocupaciones de la vida diaria nos arrastren en el torbellino del afán y del «es para ya». Lo importante queda rezagado, hasta que lo olvidamos en una vieja anotación de la agenda, echando polvo en algún rincón donde nunca debió quedarse.
.
Pero nunca es tarde para retomar los viejos y buenos caminos; ellos siempre estarán ahí, esperando. A veces tenemos que hacer huelga y decir !no más! y desconectarnos del mundo el tiempo que sea necesario para volver a encontrar nuestra voz… ¿en qué era que estaba? ¿por cuáles ideales es que me estoy esforzando tanto? ¿para dónde quería ir? Quizás la más importante: ¿cuál es mi centro? Porque el centro es diferente para todos y también diferente a cada momento. Centrarse es algo que se hace siempre en movimiento. Pero para centrarse hay que concentrarse, y para concentrarse hay que sacar tiempo.
.
Así que vuelvo al movimiento y aquí vamos otra vez…
.
tres de febrero.
Un círculo para celebrar el año nuevo chino, el año del conejo blanco de metal {de la fertilidad, la vida en familia, la rapidez, la libertad}. Un año para abrir círculos, tejer redes, hacer contactos. Un año para no quedarse calladas, para decir lo que se debe decir, sin alzar la voz.
Un círculo para celebrar la fiesta de Imbolc, el paso del invierno a la primavera. El ombligo de las estaciones, de frío a calor, de oscuro a luminoso, a medio camino entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera.
.
Un círculo para celebrar la fiesta de la Candelaria, la virgen silenciosa que, ella sola, impidió el paso del ganado por el camino, y amedrentó a los dos hombres que intentaron hacerla a un lado. Una mujer demasiado pesada para que el propio rey fuera capaz de cargarla.
Una noche de alegría, de alguna manera celebración general. Como sin querer queriendo. Compartimos. Reímos. Por estar juntas. Por estar vivas. Y por vivir. Hablamos, una y mil veces más, y tejimos historias alrededor de historias, de consejos, de sentimientos y recuerdos. Vida y más vida…
.
:.
Nos preguntamos cómo equilibrar la armadura {la que no nos deja morir en medio del mundo que puede ser tan hostil} con el relleno de pétalos de rosa que tenemos por dentro… La contradicción de asumir un rol que no es nuestro. Por eso es de agradecer un lugar donde podamos quitarnos la armadura y ser nosotras.
.
Nos han separado. Antes las mujeres tenían lugares para estar con mujeres e intercambiar palabras sinceras, hablándose a los ojos sin pretender nada que no son. Sin competencia ni juicios. Como las hermanas que siempre hemos sido. Cuando estamos juntas, la fuerza se multiplica. La cercanía de lo femenino potencia lo femenino, lo hace crecer, salir espontáneamente, desarrollarse. Pero divide y reinarás.
.
:.
Hablamos del respeto, algo que nace de adentro de nosotras y se proyecta hacia afuera. El respeto que sólo nos viene de afuera es vacío: si no lo sostenemos en nuestro interior, cualquiera se lo puede saltar, es una convención social. No se pide el respeto: se inspira respeto, porque se está tan segura de una misma {¿autoestima?} que los demás pueden percibir el propio poder… aunque a propósito, ¿qué es el poder?
.
Poder es perder el temor de no poder.
Poder es poder hacer, pero poder no es control.
Poder no es autoridad.
.
Poder es la Virgen de la Candelaria impidiéndole el paso al rebaño y a sus pastores sin tener que mover un solo dedo ni decir una sola palabra.
Poder es salir sola, viajar sola, vivir sola sin que me sienta disminuida por eso. Confiar en el instinto para percibir el peligro y saber que todo va a estar bien.
Poder es tener la seguridad de que las cosas estarán ahía cuando estires la mano para alcanzarlas.
.
¿Cómo se pierde el poder? Es tan fácil que asombra: si le crees a los demás —aunque sólo sea un poquito— que no vas a poder, entonces no vas a poder. Escucha las palabras de todos los demás como opiniones, no como certezas, pues ¿quién tiene la verdad en la mano?
.
:.
Hablamos de cómo educamos a los niños. De que un bebé no necesita vestirse de azul celeste o de rosado, cuando con un saco verde con negro puede calentarse igual. De ahí para arriba… ¿cuántas cosas les hemos enseñado mal a los niños?
¿Cuánto poder hay en la educación?
.
:.
Hablamos de las faldas {¿cómo no hablar de faldas entre mujeres?}. La falda como círculo, un símbolo muy poderoso en sí mismo, la totalidad, el movimiento. Ya que estamos en un círculo… ¿por qué no asistir con falda? Hablamos de lo importante que puede ser la experiencia de la falda, conocer las ventajas que te puede dar. Lo que pasa es que las faldas que nos venden son ceñidas, incómodas, inapropiadas para ser libres de movernos {¡y no debemos olvidar movernos!}. Pero una falda verdaderamente adecuada te puede dar más comodidad y libertad que un pantalón.
.
Muchas preguntas quedaron en el aire, pues sabemos poco: ¿de dónde salió la falda?, ¿cómo la usaron nuestras antepasadas? Si antes todas las mujeres usaban falda, ¿cuándo y quiénes dejaron de usarla?, ¿por qué parece una prenda incómoda?, ¿lo tiene que ser? De hecho, una búsqueda bastante rápida me dio un sondeo de esas respuestas: la falda como prenda es quizá tan vieja como la humanidad. Pero las faldas que se supone que usen hoy las mujeres, las cortas, las estrechas, las incómodas, no tienen más de 50 años y seguramente son hijas del márketing, la publicidad y la moda consumista que caracteriza a nuestros tiempos. Antes de eso, las faldas podían esconder mucho más de lo que revelan hoy las minifaldas. Mal que nos hicimos, o nos hicieron pero nosotras perpetuamos.
.
Hablando de paso, y a propósito de las modas que van en contra de nuestra naturaleza, nos preguntamos, ¿quién se inventó los tacones? Es curioso indagarlo, pues los primeros tacones fueron usados por los hombres hace varios siglos. Como nuestras faldas eran largas, nuestro calzado no era importante. Pero ahora, mira la coincidencia, la falda se tiene que acortar y los tacones se tienen que alargar en beneficio de la moda y en detrimento de nuestra comodidad. Ante eso, ¿por qué debería pesar más la «estética»?
.
De paso de paso también hablamos de toallas higiénicas. Desechables y no desechables {sí, ¡hechas en casa!}. Pues las desechables no tienen mucho más de cien años de existencia {si alguna es curiosa, puede leer algo de historia aquí}. Y quizás esas toallas no han mejorado nuestras vidas como nos han querido hacer creer. Mes tras mes tiramos a la basura o al desagüe una poderosa fuente de energía vital. Pues en el círculo se aprenden cosas que sólo surgen cuando se permite que surjan: allí todas estamos en igualdad de condiciones, ¿quién puede lanzar la primera burla?
.
Recetas para llevarnos mejor con nuestra luna mensual, para aceptar que el cambio se manifiesta en nosotras más claramente que en ellos, y que si nos sintonizamos con ese cambio nuestra energía cambiará, y la manera en que nos sentimos y en que vivimos nuestra vida. Nada de despreciar, para ser sinceras.
.
:.
Por eso hablamos de los procesos, de los cambios, de las edades, todo sale de nuestro interior… Toda edad es hermosa, todo proceso es necesario y siempre se va paso a paso. No importa qué tan rápido sea el cambio, lo importante es que siga cambiando. Constante y fluido, aunque sea muy lento.
.
Todo cambio es una renovación.
Aceptar el cambio es aceptar que algunos días no estamos de humor para los demás. Sontonizarse con ese cambio es aprovehar esos días para encerrarnos y recuperarnos en soledad. Darnos tiempo para lo que sabemos que necesitamos tiempo. Aislarnos. Estar en silencio. Eso es importante, pues es un período de limpieza interior en el que se debe mover lo que está estancado.
.
Observar los ciclos es entender que nuestra regulación con la energía materna de la Tierra es alimento para la vida. Pues entender la naturaleza del ciclo es aprovechar la renovación que nos regala.
.
:.
Hablamos de comida, de alimentación. En la comida lo está todo: cómo te sientes, qué quieres hacer, cómo vives. «Si puedes controlar tu comida, lo controlas todo». ¿Se trata de lo que comes? Sí y más: qué no comes, cuánto comes, cómo lo comes. Ser conciente del acto de comer, de llevarse cosas a la boca, de proporcionar nutrientes al cuerpo. No hay recetas infalibles, pues todos somos diferentes: pero tu cuerpo sabe lo que necesita. Escúchalo y obsérvalo. Él te dirá de qué manera funciona mejor. Como siempre, la autoobservación es la mitad del secreto.
.
:.
Hablamos de reciclaje, de cuidar a la madre Tierra. De que puedes armar una casa solo reciclando materiales usados. ¿Cómo es posible que sigamos produciendo basura en vez de transformar lo que ya tenemos? Dejar de ver la basura como basura y empezar a entenderla como materia prima: desde reciclar botellas plásticas rellenas con bolsas para hacer ladrillos hasta sembrar en llantas viejas. Por ejemplo: puedes reemplazar por tierra el jabón de lavar platos y ollas. Es tan efectivo como el mejor antigrasa. Puedes lavarte el pelo con jabón de tierra, o con sábila y limón, o con aguacate. ¿Te has preguntado qué hacen en tí aparte de limpiar los químicos que vienen en el champú? ¿Te has preguntado si la grasa y la suciedad no serán provocadas por los mismos jabones que nos echamos a diario? ¿Has probado descansar del champú por varios días a ver qué pasa? Hay tantas maneras de ayudar al planeta… hasta el papel higiénico hecho cenizas puede convertirse en jabón.
.
Mucho de todo esto funcionaría si dejáramos de obedecer tontamente a los anuncios publicitarios que promulgan a los cuatro vientos el consumo como fórmula infalible para la felicidad y nos arriesgáramos a intentar otras maneras.
.
:.
Hablamos de círculos, pues un círculo se puede formar en cualquier parte: con la familia, con los amigos, con los de la oficina, con los que están juntos de casualidad. No solo círculos de mujeres, sino círculos de historias, o de juegos, o de vivencias compartidas. Es fácil: sentarse a hablar. Contar, contar y contar. Reglas simples {por ejemplo: sin rajar, sin política, sin fútbol}. Preguntas sinceras: ¿Qué piensas? ¿Qué sientes? ¿Qué te gusta? Juegos incluyentes: ¡Hagamos algo entre todos! Pues los círculos se tratan también de compartir conocimiento y sabiduría. De aprender.
.
:.
Al final del encuentro, el azar nos ofreció un pasaje del libro Mujeres que corren con los lobos, del capítulo La vuelta a casa: el regreso a sí misma {capítulo 9, cuento Piel de foca, piel del alma}. Trata precisamente sobre esa relación entre el ego y el alma. Entre la dura máscara que nos permite movernos en el mundo y ese interior delicado del que proviene toda la vida. Las invito a leer el cuento, o a revisar el libro {que comparto con fines educativos, y porque cinco siglos después de Gutemberg los libros todavía son un lujo que no todos pueden pagar}.
.
:.
De encime, algunos diamantes de sabiduría aflorando del corazón de donde se tejen las historias:
::
«La palabra es un hechizo. Nos decimos hechizos todo el tiempo. Lo que pensamos es lo que atraemos a nosotras».
::
«Hay muchas formas distintas de hacer las mismas cosas».
«Cada uno tiene su método».
«No hay nada dicho».
::
«La plata no hay que buscarla, hay que recogerla».
::
«Ser mujer es tan relativo como ser hombre. Cada una es diferente. Cada uno es diferente. Pero lo femenino y lo masculino nos permean a todos por igual».
__________
De nuevo, a todas, gracias a todas por estar.
El círculo está abierto
más no fue quebrado.
El amor de la Diosa
está dentro de nosotras.
Feliz encuentro, feliz partida…
para un feliz reencuentro.