Estamos despertando a todas las mujeres
{Texto de Laura Moreno}
Este es un llamado a todas las mujeres de Colombia: mujeres blancas, negras, mestizas y también aquellas de sangre azul, mujeres que hasta ahora aprenden a caminar y a las que ya tienen tantos cayos que les cuesta andar. Féminas de tacones y de alpargatas, de faldas y pantalones. Va dirigido para las que han dedicado su vida a ser ratones de laboratorio, amas de casa, liberadas o hippies. Niñas, adolescentes, jóvenes, maduras, cuchibarbies y ancianas. Todas representamos a la madre, todas damos a luz, gústenos o no nos guste {pues los hijos no están ligados solamente al concebir seres humanos… un proyecto o una empresa también son parte de nuestras creaciones como dadoras de vida y cuidadoras de ella}.
Este es un llamado que va mas allá de las edades, los cartones y el estrato social. Es un llamado por el respeto, el amor y la dignidad que nos merecemos con nosotras mismas, porque es hora de, como dice Chamalú (quien por estos días está en Colombia), liberarnos de “una normalidad anormal, mutilada, que esclaviza a la mujer en modernas cárceles de barrotes invisibles”, cárceles que nosotras mismas hemos creado por miedo, por temor, por no querer asumirnos como somos, por no amarnos tal cual fuimos creadas, desarrollando por eso cáncer de mama, de útero… la manifestación patológica de la mujer mutilada por sí misma y por una sociedad enferma y desequilibrada.
¡Arriba mujeres, unámonos! Entre todas podemos florecer y hacer que nuestra feminidad se convierta en la medicina que necesita la humanidad, y que necesitamos nosotras mismas para amarnos, valorarnos, respetarnos, poner límites y sobre todo tener vidas tranquilas y en abundancia.
«¿Y si hoy te propusieras cambiar, transformar a la mujer común en una caminante-guerrera, transitando un sueño, encarnando una utopía, vivenciando que el paraíso es un estado de conciencia? ¿Y si te atrevieras a ser tú misma, silvestre, salvaje, libre, natural, inocente, niña y abuela? ¡Cuánta luz volvería a iluminar tu rostro! ¡Cuánto amor emitirían tus ojos! ¡Cuánta energía llenaría tus manos!»
Chamalú.