¿De quién es tu cuerpo, Mujer?
{Texto de Adriana Marcela Sánchez, tomado de su blog Lo Sagrado Femenino}.
«El cuerpo de una mujer… pertenece a esa mujer. El cuerpo gestante de una mujer… pertenece a la MADRE.
¿Quién más que la MADRE, con su energía de AMOR INCONDICIONAL, podría poseer al Amor mismo… sin poseerlo?
Cada mujer que gesta, vive en la Madre. Cada mujer gestada… es Madre. Cada mujer parida… es ella misma.
A lo largo de la historia, el cuerpo de la mujer ha tenido muchos dueños… demasiados.
Hubo un tiempo en la Noche Antigua en el que la Mujer era dueña de sí misma, siempre. Era la mujer virgen. La Siempre Virgen.
Hubo un tiempo en la Noche Antigua en el que a la Mujer le fue arrebatado su PODER VIRGINAL y sólo quedó el estigma de una virginidad supeditada a la penetración de un pene en una vagina.
Hubo un tiempo en la Noche Antigua en el que la Amnesia cundió en las comarcas, en el que la separación fue Ley y Norma, en el que Mujer era ser… una cosa.
Hubo un tiempo en la Noche no tan Antigua en el que el Hombre le arrebató a la mujer TODOS sus poderes, y la Mujer lo aceptó. Perdió su poder virginal, su poder menstrual y su poder de maternidad. El pasar del fuego y de las aguas llevó al olvido las motivaciones de la Mujer Antigua para permitir ese debilitamiento. El pasar del viento y el pisar de la Tierra hoy nos evocan esos antiguos tiempos.
Hoy son nuevos tiempos. Hoy son nuevas decisiones. Hoy… es un presente. Tu presente, Mi presente. Nuestro presente.
El presente es un maravilloso regalo. Ahora estar pisando esta nueva tierra y sintiendo estos nuevos aires permitirá que el fuego y el agua nuevos nos traigan el recuerdo de lo que ES.
Hubo un tiempo en el Día Antiguo en el que la Mujer guardó lo mejor de sí oculto en la cueva del tesoro.
Hubo un tiempo en el Día Antiguo en el que la Mujer ofrendaba pariéndose a sí misma, esperando que un día futuro su intención fuese recordada.
Este es el Día para recuperar ese recuerdo, este es el día para recuperar el Tesoro. Tu tesoro. Mi tesoro. Nuestro Tesoro.
Cada ciclo de la Abuela Luna da la clave, da la llave para hallar el Tesoro. Pero la mujer ha olvidado y le cuesta recordar. Por eso el dolor, por eso el lamento, por eso el llanto. La abuela Luna paciente espera y evoca en cada corazón de sus hijas el llamado, su llamado.
La Madre Tierra ha guardado en sus memorias el Poder arrebatado y es por eso que de la Tierra misma sale la Medicina del Pasado. Es por eso que la cura del olvido se está expresando.
Toda mujer que menstrúa está expresando, está ofrendando… y recordando. Cada ciclo de Luna es un giro espiralado, es un recuerdo conectado. Cada Luna abre el Tesoro y es Tesoro mismo.
Toda mujer que menstrúa está pariendo. Se da a Luz a sí misma. Da a luz a la Vida misma.
Todo ser que ha nacido se ha nutrido de Luna. El tejido uterino de sangre que han llamado endometrio es la sangre más vital que el cuerpo de mujer ha generado y es donde anida el fruto del Amor Humano. Ese tejido te ha alimentado, me ha alimentado. Nos ha alimentado. Todos hemos » comido Luna» mientras nos formamos en el vientre de nuestra madre, que estando en la MADRE es… Amor Puro.
Toda mujer que se ha parido a sí misma, puede parir a otro. Puede parir y derramarse en Amor.
En el olvido de los tiempos se le ha entregado el poder del Acompañamiento en el parto de la Mujer al Hombre y por eso ha habido tantos médicos, ginecoobstetras y «sabios» que perpetúan el olvido y han agredido consciente e inconscientemente el Cuerpo de Mujer.
En el recuerdo de los Tiempos se le ha entregado a la Comadrona o matrona el poder del Acompañamiento en el nacimiento de un nuevo ser. Por eso muchas mujeres se han apoyado en ellas para parir y eso ha nutrido el recuerdo conciente e inconcientemente en el Alma de Mujer.
Uno y otra le han quitado de algún modo el poder a la Mujer. Uno y otra han de reconciliarse. Uno y otra han de permitirle a la Mujer retomar el control de su cuerpo en cada Parto y el de su Alma en cada nacimiento. Uno y otro han de ACOMPAÑAR el proceso natural de cada mujer, de cada Madre en expresión.
Los partos humanos son partos mamíferos. Se requiere un entorno conocido, calmo, con luz tenue, acompañada de la pareja, rodeada de algunos seres amorosos, intergeneracional (abuelas, hijos anteriores) y al ritmo de la madre que está en labor de parto.
Los partos humanos son partos divinos. La danza, el canto, la risa, la alegría han de invitarse y darse al ritmo de la Madre que está en entrega.
Cada mujer que quiera un parto en las condiciones más naturales posibles tiene el DERECHO de vivirlo y la Sociedad el DEBER de fomentarlo.
Toda mujer vive en la Madre, toda mujer puede activar los flujos espiralados de su vientre y derramarse en Amor.
Tú Mujer… ¿qué quieres?»
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