Sobre la belleza real
{por Alejandro Corchs}
¿Cómo compartir mi parecer sobre la belleza real, si sé que la realidad es sólo un espejo?
La realidad que percibimos es un espejo del estado de conciencia personal, del estado de conciencia de la humanidad toda, y del estado de conciencia del resto de los seres vivos que habitan esta Madre Tierra. Y gracias al estado de conciencia del resto de los seres vivos es que no estamos peor.
Muchas veces escuché que: «la belleza exterior es un reflejo de la belleza del alma», como si los seres bonitos fueran más «evolucionados» que los seres menos bonitos, como si un caballo fuera más elevado que un sapo, o una cigarra más iluminada que un mosquito.
Desde mi punto de vista, no existe un ser más bello que otro, porque no existe la posibilidad de vivir en la separación. Mi existencia no se sostiene sin el agua, sin el aire, sin el fuego, sin la tierra y todos sus regalos.
Puedo decir que me gustan más los duraznos que las abejas, o que prefiero comer vacas que alfalfa, pero eso no quiere decir que sean más bellos o más avanzados, porque sin la presencia de todos ellos ocupando su lugar en el gran Círculo de la Vida, yo no podría sostenerme en el mío.
Cuando comprendemos el entramado del gran círculo al que pertenecemos, sería algo parecido a la ecología pero incluyendo al mundo energético – espiritual, porque no podemos evaluar a un solo ser por separado una vez que comprendemos que todos estamos ligados por este hermoso principio universal de interdependencia.
Entonces ¿cómo decir que algo, o alguien es más bello, si existe gracias al esfuerzo de los otros? ¿Cómo evaluar la belleza de un venado sin reconocer el sacrificio de todos los vegetales que se entregaron para que él pudiera vivir? ¿Cómo evaluar al puma sin honrar el sacrificio del venado? ¿Cómo evaluar los árboles sin la descomposición del cuerpo del puma y del venado? Para mí, esta es la mayor belleza que atestigüé, y la realidad que reverencio y me maravilla. Esto es lo que yo llamaría Belleza Real.
Porque no puedo separar cielo, tierra, lagos, cataratas, ríos, mares, a las cloacas de los océanos, a la canilla del manantial, lo que está fuera mí del agua que está dentro de mí.
Porque somos un solo ser, aunque nuestra mente humana haga un enorme esfuerzo por declararse aparte del resto de la creación, y de ese enorme esfuerzo devenga toda nuestra herida, todo nuestro intento de aislamiento, toda nuestra soledad. Porque desde que nos creímos el centro del planeta, o sea desde que somos ego centristas, nos salimos de nuestro lugar en el círculo y toda la tarea que ahora nos corresponde es nuestro camino de vuelta a casa, a nuestro lugar en el orden de la vida, en el orden del amor que sostiene la creación.
Nunca vamos a poder disfrutar plenamente nuestra belleza sin honrar nuestra fealdad, nunca vamos a reconocer nuestros dones sin reconocer la herida que nos empujó a desarrollarnos, nunca vamos a disfrutar de las partes que nos enorgullecen de nuestra familia y de nosotros mismos, sin agradecer las partes de las que nos avergonzamos, porque reconocemos que para alcanzar la orilla del Amor hay que atravesar el río turbulento del Desamor.
Ahí podemos re-significar cada dolor, cada golpe y cada tropiezo, porque cada paso tuvo el propósito de ayudarnos a ser quienes somos. No existe dolor más profundo que aquel al que no le encontramos sentido, porque no existe dolor más grande que la injusticia.
Nosotros podemos focalizar nuestra atención en un árbol, o podemos focalizar la atención en el bosque; en todas partes existe la belleza, pero cuando no la podemos percibir como tal, tenemos que ampliar el zoom de nuestra conciencia, buscando una visión que nos permita comprender lo que no estamos viendo.
No tengo la intención de convencer a nadie de nada, siempre tienes todo mi respeto y agradecimiento, porque no necesito que cambies, desde mi lugar eres bello como eres. Entiendo que somos un solo ser y que todos estamos haciendo lo mejor que podemos con lo que recibimos.
Buena vida, buen camino. ¡No te olvides de disfrutar el paisaje, que es tan importante como llegar al destino {o más}!
Con todo cariño,
Alejandro Corchs. Octubre de 2009.