Trece lunas llenas después
Una de las cosas que las mujeres no hemos aprendido suficiente es a premiarnos por ser lo que somos. Simplemente por el hecho de estar, de seguir estando, seguir creciendo, seguir viviendo. Por existir.
Y dejamos pasar las pequeñas fechas especiales para «no ponernos más carga encima». Pero celebrar no es una carga, es una descarga. Es decirnos: ¡vas muy bien! Y es disfrutar de la vida.
Además, cuando las cosas salen del corazón no necesitan tanto esfuerzo.
Por eso he pensado que es buena idea reunirnos a celebrar el haber mantenido este espacio durante un año. Esta es una tarea que hemos hecho entre todas. Este es un espacio que hemos creado entre todas.
Algunas han hecho suyo el círculo, ayudándolo a gestar, a crecer, a multiplicarse. Cada una ha puesto su granito de arena y hemos pasado buenos momentos. Hemos sido distintas en la unidad. Hemos escuchado sin juzgar. Nos hemos sorprendido de ver en la otra a alguien tan igual. Hemos llorado y reído, hemos sido serias y profundas, y hemos sido niñas y divertidas. Y en ambas caras de la moneda nos hemos sentido bien. Hemos descubierto que no hace falta ser tan serias y correctas para que salgan bien las cosas. Nos hemos descubierto tímidas, pero también decididas. Nos hemos sentido tristes, pero jamás solas. Hemos aprendido a mirar a los ojos, a no ocuparnos en otras cosas mientras alguien nos está hablando desde el corazón.
Y todo esto lo hemos aprendido juntas. Se los digo porque he estado ahí y lo he visto. Eso es lo que hemos hecho, lo que hemos estado haciendo. Nos hemos enseñado cosas juntas, sin darnos cuenta, sin sermonear, sin imponer, sin aburrirnos. Hemos crecido juntas. Cada una ha puesto lo que ha podido, pero todas lo hemos hecho desde el corazón. Les agradezco profundamente su presencia en este espacio, sea lejana, tácita y ausente, o cercana y plenamente palpable. Este círculo es lo que es gracias a ustedes.
Por eso, trece lunas llenas y diecinueve círculos después, celebraremos que seguimos aquí. Creo que una celebración debe ser un espacio abierto en el que cada cual aporte desde su parecer. Yo lanzo la primera piedra anunciado gaitas y tambores, para bailar y hacer música entre todas. Pero todas las propuestas son bienvenidas. Si alguna quiere hacer algo especial, avísenme para coordinarlo entre todas.
La fecha elegida hasta ahora es el 11 de diciembre de 2011, sábado, día de luna llena, la última del año, llamada del Roble. Podríamos reunirnos alrededor de las 6 de la tarde. Les quedo debiendo el lugar (se vale proponer), pero ya pueden agendar el tiempo para celebrar.