Círculo de historias de amor
Círculo quincuagésimo primero
Luna en Piscis, dos días después del plenilunio, agosto 20,
durante el verano del año del Mono de Fuego (2016 E.C.).
En la casa de Sonia Padrino.
Algo sobre el círculo
En la vida, como en el amor, las cosas no salen como uno las planea. Este círculo surgió de una inspiración momentánea. Era el tema perfecto para agosto, mes de verano y celebración… Pero la vida tiene sus propios planes y no siempre encajan con los nuestros. De modo que un malestar estomacal pasajero me obligó a permanecer en casa. En cierto modo fue un regalo, pues me hacía falta descansar. Y el círculo se reunió, de todos modos, pues mi tocaya anfitriona se animó a sostenerlo. Agradezco su valentía (pues era apenas su segundo círculo), y les recuerdo a todas que no hace falta mucho para reunir un círculo de mujeres. En palabras de Sonia Padrino, esto fue lo que se compartió:
Lo que sacamos un poco en común es la gran fuerza que es el amor, a veces incomprensible, pero tan necesaria para la vida. El Amor, los sentimientos, nos hacen aprender y crecer.
Las tres coincidíamos en que una ruptura, el dolor y el sufrimiento pueden ser un impulso, el inicio de un camino de autoconocimiento, de reencontrarse con una misma, de aprender a amarse. Son muchas las historias que nos han contado de tener que encontrar el «Príncipe Azul» y nos hemos olvidado de lo más importante… Nosotras Mismas.
También que todas buscamos y trabajamos para que nuestras relaciones sean lo más sanas posibles. El concepto de pareja ha cambiado mucho. Y nos parecía muy importante que cada persona pueda conservar su propia individualidad, que sea un ambiente de respeto donde cada uno pueda tener su espacio, y se sienta libre y relajado.
Leyendo lo que nos comparte Sonia confirmo, como siempre, la conexión invisible que existe entre las mujeres, pues esos justos temas me han rondado a mí también por estos tiempos. Y me he tenido que replantear mucho esta idea del amor, de lo que nos han enseñado sobre él, de la posesión, de los compromisos externos, de ponerle reglas al amor y, desde que somos niñas, de esa idea del Príncipe Azul, ese ser que esperamos que nos llene, que nos complete, que nos dé absolutamente todo lo que nos hace falta, que nos salve, en fin, de nosotras mismas porque no nos hemos dado cuenta de que en nosotras mismas tenemos toda la salvación que necesitamos, todo el alimento.
Si dejamos de buscar a nuestra media naranja y nos vemos por fin como naranjas enteras, que no necesitamos que nadie venga a completarnos, podremos desplegar nuestra verdadera naturaleza atrayendo así a quienes sean afines a ella. Y dejaremos de estar patinando en relaciones insatisfactorias, con seres que de todos modos no pueden ser nuestros Príncipes Azules porque, de verdad chicas, ¡es que no existen! Lo que no significa que no existan los grandes amores, los largos y buenos compromisos, las grandes pasiones. Que no haya príncipes azules no significa que no se puedan encontrar dos almas, sino simplemente que ellas brillan más cuando se bastan primero a sí mismas.
Esto me recuerda una historia muy bella de las tradiciones indígenas del norte (dicen que los sioux), sobre el águila y el halcón (como para seguir compartiendo historias…):
Cuenta la leyenda que una vez llegaron, tomados de la mano, hasta la tienda del viejo chamán, el guerrero Toro Bravo y la hija del cacique, Nube Alta.
—Nos amamos —empezó el joven.
—Y nos vamos a casar —dijo ella.
—Queremos un hechizo, un conjuro, algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos —dijeron los jóvenes al unísono.
—Hay algo que puedo hacer por vosotros, pero es una tarea muy difícil y sacrificada —dijo el chamán tras una larga pausa.
—No importa —dijeron los dos.
—Entonces —dijo el chamán—, Nube Alta, sin más armas que una red y tus manos, subirás al monte y cazarás al halcón más vigoroso. Tráemelo vivo el tercer día de luna llena. Y tú, Toro Bravo —prosiguió el anciano—, tú debes buscar en la montaña más alta a la más valiente de las águilas y traerla viva, sin ninguna herida.Los jóvenes asintieron en silencio y, después de mirarse con ternura, partieron. El día establecido por el chamán, los jóvenes llegaron a su tienda con dos grandes bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que, con mucho cuidado, las sacaran de las bolsas. Eran, sin duda, las aves más hermosas de su estirpe.
—Ahora —dijo el chamán— atad entre sí a las aves por las patas con estas tiras de cuero. Después soltadlas y dejad que intenten volar.
El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo, pero sólo consiguieron revolcarse en el suelo. Irritadas por su incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí.
—Éste es el conjuro: jamás olvidéis lo que habéis visto hoy. Vosotros sois como el águila y el halcón… Si os atáis el uno al otro, aunque sea por amor, viviréis arrastrándoos y, tarde o temprano, os haréis daño el uno al otro. Si queréis que vuestro amor perdure, volad juntos pero jamás atados.
Creo que esta historia resume bastante bien lo que he estado reflexionando en estos tiempos, y que comparto aquí para seguir inspirando este gran cambio que nos lleva a ocuparnos de nosotras mismas y de lo que necesitamos para estar bien. Merecemos tener espacio para volar, merecemos manifestar nuestra naturaleza, merecemos ser nosotras mismas nuestro gran amor.
De regalo de amor y amistad, este escrito que comparto con el permiso de Fata, otra hermana que va navegando estos temas…
El amor, elixir y veneno. Gracias, amor infinito y poderoso, maestro de este tiempo, presente en lo intangible y místico, respiro de vida. Enamorarnos irreversiblemente del respirar mismo debería ser nuestro gran primer idilio…
Amor, poder sublime y magnánimo, el líquido sagrado que corre por nuestras venas y las entrañas de nuestra madre.
Amor es Dios mismo haciéndose presente ante nosotros de la manera más palpable posible…
Amor es quien se viste de deidades y guardianes para recordarnos que de ninguna manera estamos, ni estaremos solos.
Amor es la fuerza expansiva del universo que nada condiciona y nada define; abrir nuestro corazón es ampliarnos al inmenso océano de posibilidades que el amor nos da en cada segundo…
Fata
Cierro esta entrada con un artículo de Coral Herrera publicado en Pikasa: Lo romántico es político. Recomendado. Hay un video de los chicos de Poesía Estéreo leyendo este texto a dos voces, bastante bueno, que les comparto aquí. Cinco minutos que valen la pena: