Círculo de solsticio de invierno: ¡cumplimos tres años!
Círculo trigésimo séptimo.
Día del solsticio de invierno en el hemisferio norte {sábado 21 de diciembre},
Año de la Serpiente de Agua {2013}.
Círculo de solsticio y celebración.
¿Dónde fue? En la casa de Ángela (Bogotá).
¿Cómo se convocó?
Algo sobre el círculo…
El 21 de diciembre, día del pasado solsticio de invierno para nuestro hemisferio norte, convoqué a un círculo de celebración. Por el solsticio y por cumplir 3 años convocando estos círculos de mujeres que se reúnen desde la noche del 7 de diciembre de 2010. La idea era contarnos historias alrededor de una fogata. Compartir chicha y papas asadas. No salió como estaba planeado (¿y cuándo es así?). El día del círculo me enfermé y una infección me obligó a guardar cama y volver la atención a mí, algo que evidentemente no había hecho con suficiente dedicación. De nuevo soltar todo. Vaciarme de compromisos, hasta tal punto que el compromiso de asistir al circulo también tuvo que ser soltado. Hay cosas que cuesta soltar, pero la vida no es sutil en sus empujones.
Diez días de convalescencia en medio de las fiestas decembrinas me hicieron detener casi hasta cero. AL menos frené un montón, y solo en la dificultad para frenar nos damos cuenta de lo rápido que íbamos. Me costó frenar, aunque llevaba intentándolo un par de meses. Frenar no es mala idea, si el cuerpo y los sueños te lo piden con insistencia.
De modo que mi tarea de año nuevo ha sido tratar de ponerme nuevamente en marcha, y lentamente recuperar el impulso que te permite mantener el equilibrio sin contorsionar. Y esto ha requerido un esfuerzo enorme de concentración y persistente soledad. Pido disculpas por la tardanza en enviar este correo, pero necesitaba este tiempo para mí. Un mes después puedo asomar mi cabeza nuevamente por este agujero para contarles cómo fue ese último círculo del año en el que no pude estar…
Pues Ángela, que era la anfitriona de ese círculo, se enteró que yo no podría asistir cuando ya estaban empezando a llegar las primeras mujeres, y tuvo la confianza suficiente para seguir adelante. Una vez que las mujeres están convocadas, lo único que se puede hacer es esperar, abrir la puerta a las que lleguen y darle un empujoncito al espacio para que el círculo empiece a girar. Algunas eran nuevas, y otras ya llevaban varios círculos rotando, lo que facilitó el tejido y permitió que la luz se mantuviera encendida esa noche…
Así que las dejo con un pequeño relato de Ángela, a quien agradezco mantener la celebración…
«No podía perderme el solsticio de los tres años del círculo de mujeres, primero porque iba a ser en mi casa y otro primero, porque yo he estado en el círculo de mujeres desde antes de que Sonia generara este espacio por primera vez.
Estaba incomunicada y me enteré por las dos primeras mujeres que llegaron a la casa que Sonia no podía acompañarnos. Me sentí al principio como la niña que va a hacer un mandado y se le olvida por el camino lo que va a comprar, no sabía qué hacer, casi decimos que estaba cancelado, pero no… poco a poco recordaríamos la lista de compras.
Lista de compras: fuego y mujeres.
A la luz de las velas se crea un silencio cálido, una caverna. Hablamos del cambio que germina en el mundo, en el de cada una: en la alimentación, la intuición, la sintonía en grupo, los pequeños y grandes rituales femeninos.
El primer tema fue nuestra experiencia en otros círculos, dos o tres chicas habían estado en otros encuentros así en otras partes de latinoamérica. Recordamos cómo llegamos a este círculo que cumplía tres años, de qué tema habíamos hablado en algún círculo anterior…
Una de nosotras propuso el tema: «¿Por qué nuestros padres nos dieron el nombre que tenemos?». Algunas de las razones que recuerdo: por una novela, por una noticia triste, porque la notaría se equivocó, porque tenía cara de ese nombre. ¿Seríamos otras si nuestro nombre fuera otro…?
Algunas nos reconocíamos, todas conocíamos a Sonia, estaba ahí aunque no estuviera físicamente. Agradezco profundamente a todas por nutrir el camino al amor y en especial a la «abuelita» Sonia por generar este espacio con alegría y humildad.
Antes de irnos, escribimos en un papel lo que queríamos que nuestro fuego solsticial consumiera».
Gracias infinitas a Ángela por su hospitalidad, por acoger a las mujeres que llegaron esa noche y por cuidar el círculo en el que tuve que estar ausente. {Y si te gustó la experiencia, ya sabes que no es tan complicado convocar a un grupo de mujeres para que se conecten aunque no se conozcan. De eso se trata todo. La que quiera intentarlo por primera vez sea bienvenida a la aventura}.
Fuego y mujeres… yo no habría podido resumirlo mejor…
es sorprendente de saber todo lo que paso o paso ,gracias Sonia por compartir ese pasado ,te deseo que ya estés nivelada en la salud y a Ángela felicitaciones por no haber cancelado dicho circulo
yo no recuerdo porque no fui ah !ya recue3rdio tenia huéspedes…5 compañeros indígenas wounaam y todas las noches tenia que estar pendiente de recibirlos ,vinieron por lo de la feria artesanal, hablamos mucho también
aun que casi no puedo ir esas reuniones de los círculos me parecen de un enorme importancia .abrazos a todas y esperare a ver cuando resuelven venir a mi casa .
Hola, Esperanza. Sí, ya me encuentro mejor de salud, aunque creo que anímicamente no me he recuperado del bajón. De ahí que haya decidido darle vacaciones a los círculos. Cuando los retome, seguramente rotaremos por tu casa una vez más… Saludos a los waunan, qué rico que sigas compartiendo con ellos…