Círculo de maternidades y no maternidades
Círculo trigésimo segundo.
En noche de luna nueva de agosto, Año de la Serpiente de Agua {2013}.
Círculo de historias.
¿Dónde fue? En la casa de Esperanza (Mundo Aventura).
¿Cómo se convocó?
Historias de maternidades y no-maternidades.
¿Por qué las mujeres deciden no tener hijos? ¿Qué hace que una mujer desee la maternidad, o por el contrario que la rechace? ¿Qué significa ser madre? ¿Es necesario parir para experimentar la maternidad? Ven y compártenos tu historia o escucha las que vengan…
Algo sobre el círculo…
La maternidad es algo que toca a todas las mujeres, pues todas, desde que alcanzamos nuestra edad fértil, tenemos esa posibilidad, querámoslo o no. Pero ser madre en nuestros tiempos no es una decisión fácil de tomar. La verdad es que nunca lo ha sido, pero gracias a que hoy las mujeres tienen mayor libertad para controlar su fertilidad, eso hace que lo piensen mucho más antes de decidir tener hijos. De nuestras abuelas para atrás la maternidad ni siquiera era una decisión. Era prácticamente la única opción (eso, la vida religiosa, o el ostracismo social).
Sin embargo, esa misma sociedad que condenaba antes a las mujeres que no tenían hijos se lo ha puesto difícil a las que hoy deciden tenerlos. En estos tiempos, las mujeres no pueden dedicarse simplemente a ser madres, por distintas razones. Por un lado, para la gran mayoría es sencillamente impensable mantener una prole sin trabajar. Se acabaron los tiempos en que el hombre era el único proveedor monetario de la casa y la mujer se podía dedicar de lleno (voluntariamente o no) a los cuidados del hogar y la crianza. Ya los gastos normales de una familia no pueden provenir de un único trabajador en el núcleo familiar. La «liberación femenina» llegó, los ingresos bajaron, los costos subieron y las mujeres tuvimos que salir también a ganarnos el pan. Por eso en muchos hogares, aunque la mujer quisiera encargarse personalmente de la crianza de sus hijos no puede hacerlo, pues el dinero que gana su pareja no es suficiente para cubrir los gastos básicos del hogar, ya no digamos los secundarios.
Todo esto implica que, si quieres tener hijos, te veas obligada a criarlos bajo unas condiciones distintas de las ideales: tendrás que trabajar durante tu embarazo, y hacerlo durante el mayor tiempo que tu estado te lo permita (y a veces más que eso). Después del parto tendrás apenas un puñado de semanas para compartir de lleno con tu hijo y amamantarlo. Una vez que pase tu licencia legal de maternidad tendrás que recurrir a la extracción de tu leche —con todos sus inconvenientes— si quieres seguir alimentando a tu bebé con leche materna, o simplemente suspender la lactancia prematuramente. Tendrás que dejarlo al cuidado de alguien más. Si tienes suerte, tus padres podrán ayudarte con esa tarea, pero en la gran mayoría de los casos tendrás que confiar en un extraño o una extraña para que se encargue por completo de tu bebé durante sus primeros años de vida. {Al respecto, es interesante el comentario que hizo una de las mujeres en medio de las historias: si la legislación colombiana supuestamente aboga por la protección de los niños y niñas, a quienes en teoría se debe dar prelación siempre, ¿por qué la licencia de maternidad es de apenas tres meses? ¿Acaso a partir del cuarto mes el bebé puede sobrevivir solo? ¿Acaso la compañía materna no es vital durante los primeros AÑOS de vida? ¿Por qué no se tiene en cuenta la importancia incontestable de la madre (ya no digamos del padre) en el bienestar de los niños?}.
Ahora, si «contra viento y marea» decides dedicarte a la maternidad como tu actividad principal, la sociedad se encargará de que te sientas frustrada por no «realizarte» como persona, como si valieran más quienes se dedican a una profesión, un oficio o un trabajo cualquiera que quienes se dedican a educar a las generaciones que nos sobrevivirán.
Pero incluso con todas estas desventajas, muchísimas mujeres deciden asumir los riesgos y vivir la experiencia irremplazable de la maternidad. Esas valientes serán recompensadas con la felicidad inmensa que produce engendrar una nueva vida, criarla, verla crecer y un día darse cuenta de que los hijos tienen alas propias, que nunca han sido suyos, pero que gracias a ellas, son.
En este círculo se escucharon historias de maternidades de muchas clases. Las que pudieron dedicarse a sus hijos de tiempo completo gracias a la fortuna de una solidez económica que les permitía criar sin trabajar. Las que tuvieron que pedir ayuda de sus padres para cuidar a sus niños para que ellas no tuvieran que renunciar a su relización profesional y su independencia económica. Las que quisieron «ser madres» pero no «tener hijos», en más de un sentido. Las que renunciaron a la maternidad biológica para adoptar los hijos paridos por otras y preocuparse por ellos como si los hubieran parido ellas mismas (como dijo Esperanza, madre no es la que engendra, sino la que cría). Las que rechazaron su maternidad porque no se sintieron capaces de darles a sus hijos lo mejor que ellos se merecían, porque no se sentían preparadas para enseñar la felicidad, porque sentían que el hombre que engendró esa vida no era lo que llamamos «el padre de sus hijos». Las que decidieron valientemente engendrar hijos aunque no lo tuvieran «todo resuelto». Las que no tuvieron apoyo familiar para la crianza y tuvieron que confiarle sus hijos a una guardería para poder seguir trabajando y mantenerlos…
Nos dimos cuenta de lo fundamental que resulta la relación con nuestras madres para explicar la relación que tenemos con nuestros hijos. ¿Fuiste mimada, regañada, ignorada, consentida, violentada, abusada, comprendida… cuando eras niña? Eso mismo será lo que te fluya naturalmente al momento de relacionarte con tus propios hijos. Si tu mamá trató de negarte, probablemente tú también niegues a tus hijos. Si tu mamá fue amorosa, así serás tú también naturalmente con ellos.
Quizás no te sientas la mamá perfecta, pero ninguna lo es. Todas las mamás son humanas. Ellas tienen historias, cicatrices de viejas batallas, miedos inculcados, temores y pasados inconfesados. Todas hacen lo mejor que pueden para darles a sus hijos lo mejor. La buena noticia es que tus hijos vinieron a sanar tu linaje. Tomar conciencia de tu pasado, de lo que no salió bien en tu crianza, o en la de tus padres y abuelos, y hacer un esfuerzo para no repetir eso mismo con tus hijos será lo que nos permita superar los dolores no resueltos de las generaciones anteriores, pues dejaremos de repetir los esquemas familiares sin sentido y podremos verdaderamente decidir lo que queremos ofrecerle a las generaciones futuras. Un aplauso para las valientes que, a pesar de las dificultades, verdaderamente lo intentan, y lo logran.
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Sabiduría circular en ideas sueltas:
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Nos venden la idea de que lo importante es pasar «tiempo de calidad» con nuestros hijos para que no nos sintamos mal por pasar más tiempo trabajando que estando con ellos. Pero el tiempo es tiempo, y antes que nada se mide en cantidad: convivir bastante tiempo con tus hijos y compartir tu vida con ellos los hará seres más seguros y felices.
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Tener un hijo es muy demandante, particularmente a nivel emocional y afectivo. Si esos dos aspectos están resueltos, la parte económica se podrá resolver más fácilmente.
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El exceso de ecografías no es bueno para el bebé. Pueden afectarles el oído, y en todo caso son una invasión a su espacio íntimo. Antes se hacían máximo dos ecografías a lo largo de todo el embarazo. Hoy se volvió prácticamente el examen de rutina.
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No trates de acelerar los procesos de crianza que son naturales (que el bebé duerma toda la noche, que deje de usar el pañal…). Dale su tiempo a tu bebé para que aprenda cada cosa a su ritmo.
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Mamá: a todos los consejos que te den sobre cómo llevar tu maternidad y la crianza, contéstales con una cortés sonrisa. Y después… haz lo que se te dé la gana. Tú ya sabes cómo ser buena mamá, por el hecho de ser mamá y por el hecho de ser mujer. Solo debes confiar en ti.
Recomendados por mujeres en el círculo:
Artemisa – Asociación de parteras urbanas (http://artemisa-parterasurbanas.blogspot.com)
Mujeres Bachue Parteras (http://mujeresbachueparteras.blogspot.com/)
Reunidas…