Círculo femenino de historias: encerronas y atascamientos
Círculo vigésimo quinto.
Tarde del 11 de agosto del Año del Dragón 2012.
Círculo femenino de historias (hombres bienvenidos).
Historias de encerronas y atascamientos.
¿Dónde fue? En la casa de Sonia (Bogotá).
¿Cómo se convocó?
Tema del día: Encerronas y atascamientos.
Compartiremos historias de situaciones en las que te hayas visto atrapada(o)… Esa clase de momentos en que te preguntas “¿… y yo cómo terminé metida(o) en esto?”. Pueden ser encerronas que te hace una persona, o atascamientos de cualquier tipo en alguna circunstancia de tu vida… Lo que puede surgir de las historias: alarmas que no debemos pasar por alto antes de dejarnos atrapar, herramientas para salir de apuros y lo más seguro: ¡mucha diversión!
Porque cuando nos reunimos y hablamos sobre lo que siempre se calla, la sabiduría colectiva que llevamos inscrita en los corazones desde antes del tiempo aflora naturalmente…
Algo sobre el círculo…
:.
Éramos tantas que no todas compartieron historias… Fuimos doce almas medicina, trece con mi chico, que bajó a saludarnos y curiosear un rato. Nos dimos cuenta de que no hacía falta que todas contaran, pues lo que había vivido una lo habíamos vivido todas, de alguna manera, así que con la historia de algunas pudimos sanar todas nuestros propios recuerdos.
:.
Como al notar que en las historias de encerronas todoas recibimos avisos, pequeñas alarmas indicando que algo no andaba bien, pero todos seguimos de largo, ajenos al aquí y ahora de cada situación, al estar atentos, al escuchar. Nunca te enredas de repente. Te vas enredando poco a poco. Es cuando estás atrapado del todo que te das cuenta de cómo fue que caíste allí. {Por eso siempre se debe estar atento, en la vida}.
:.
No olvides que las experiencias se repiten para que las aprendas. Si no las sabes aprovechar, se repetirán una y otra vez.
:.
Otro punto en común: cada encerrona pudo ser evitada con un simple «NO», claro, seguro y directo («no quiero ir», «no me interesa», «no lo haré así»). ¡Cuántas veces pasamos distraídamente frente a la oportunidad de oro para decir que no cuando todavía podemos ser escuchadas! Pues cuando cruzas el punto de no retorno en una encerrona, ya estás en peligro. Y cuando sigues caminando en esa dirección, el peligro es mayor. No temas decir «No» cuando sientes que tienes que decir no, ni sientas pena o miedo. Habla claro, pues muchas veces el problema es la falta de claridad, la condescendencia, las suposiciones.
:.
Un beso nunca es solo un beso, así que piénsalo bien antes de besar. No olvides el camino que estás eligiendo y la falta de claridad. ¿Sí a qué?
:.
A veces el peligro puede provenir de tu propia mente, cuando eres tú mismo quien se hace la encerrona. Y la mente sabe cómo perderte, pues ella misma está perdida en su propio hilo. Es importante aprender a observar tu mente. Y entonces preguntarse: ¿quién observa a la mente?
:.
A veces también nos quedamos atrapados por nuestros estados emocionales. El miedo. La soledad. Caer. Muchos lo hemos sentido, alguna vez o todavía. Son tiempos turbulentos, hay miedo flotando en el ambiente, el nuestro, el de todos. Todos hemos sufrido daño. A todos nos han herido nuestro lado femenino. Pero puedes elegir el camino del miedo o el camino del amor. Esa es la dualidad de la vida. El del amor {aquí entre nos} es más divertido y más fácil, a la larga. El amor también es {o quizá empieza con} sentir compasión por ti mismo, por ese daño que has sufrido.
Se trata de abrazar el lado oscuro de ti mismo, la parte doloros, oscura, sufriente, herida. Lo que duele. No huir del dolor, o del miedo: sino enfrentarlo, observarlo. Nuestra huida sólo lo empodera más. Tampoco se trata de luchar, sino de disponerse, preguntarse: ¿Qué hay, aquí y ahora, para mí? Somos seres del presente: aquí y ahora.
:.
Entre las historias descubrimos también que es en el momento en que nos vemos completamente atrapados e indefensos que somos capaces de soltar todo, pues ya perdimos el control de nuestra situación. Y lo encomendamos todo a algo más grande que nosotros (llámese Dios o la Diosa, la Mamita, el Gran Espíritu, el Tao, lo innombrable…) porque nosotros ya no podemos hacer nada. Y justo en ese momento, aparece una luz, un ángel, una oportunidad. Somos salvados por algo más allá de nosotros, algo que siempre está escuchando. El universo quizás…
:.
Por eso, aprende a soltar, en cada situación… Da lo mejor de ti y luego suéltalo. Déja que el río fluya como debe fluir… No todo depende de ti…
:.
Porque al final, nos damos cuenta de que la vida es una sucesión de encerronas… Y así es como te pone en el camino que debes estar… No temas a las encerronas. Simplemente evita las que puedan causarte daño, pero cuando te sientas tan atrapado que ya no vale la pena intentarlo más, suelta el timón y pide ayuda. Siempre hay alguien escuchando.