Último viernes de abril
¿Cuándo fue?
Tarde/noche del 27 de abril del Año del Dragón 2012.
Círculo de historias entre mujeres.
¿Dónde fue? En la casa de Sonia (Bogotá).
Algo sobre el círculo…
Fueron tantas y tan variadas las historias contadas que no me dieron tiempo de tomar mis acostumbradas notas… Pero el sábado siguiente en la mañana me sentí inspirada para escribir una historia que esa noche me salió como de la nada, del último cajón de recuerdos removidos (pues cuando nos reunimos en círculo, cada imagen mencionada en la más absoluta inocencia puede traer un torrente de recuerdos).
Estábamos en un punto del viaje en que no sabemos bien por qué seguíamos juntos. Una de esas épocas en que el amor es un papel delgado que se puede rasgar en cualquier momento. Llevábamos una semana en Valparaíso, que merece cada letra de su nombre, si no olvidas también su sabor a nostalgia y a bruma. En medio de ese sueño, yo acababa de abrir un baúl de feminidad que llevaba muchos años escondido en mi subconciente. Suavidad y nostalgia y dolor y una grieta por donde se empezaban a filtrar todas las lágrimas que vendrían después, varios años después.
Pero mientras tanto yo andaba como embotada, psíquicamente inestable, como si en cualquier momento se me fuera a desmoronar la realidad. Sin centro, miraba todo como a través de un velo que no había decidido si me molestaba o me protegía. Quizá las dos cosas.
Las dos horas en bus desde Valparaíso hasta el pueblo de pescadores fueron silenciosas y extrañas. Íbamos porque alguna vez dijimos que teníamos que ir, aunque de eso ya habían pasado varias lunas, y mejores estados de ánimo.
La playa en otoño. La luz amarilla de un sol que se tardará un par de horas en caer. No hace calor, ni demasiado frío. Hay poca gente en la playa, ningún turista. Quizás un niño juega por ahí. Caminamos sin hablar. Nos sentamos en la arena, en cualquier parte. El mar huele a nostalgia y a cosas que se terminan. Estoy triste porque estamos tan lejos. Estoy tan lejos. No sé cómo estar con él, cómo acercarme. Es como si hubiera descubierto una pared entre nosotros que nunca había visto, en medio de esa mujeridad que me envolvía de repente y de su masculina ausencia disfrazada de interés por otra cosa. Que esa otra cosa aquella tarde fuera un libro de cómics solo lo hacía más evidente, quizá más doloroso. Yo quería un abrazo, una mirada tranquilizadora, quizá uno de esos argumentos con que desbarataba todas las complejidades y al final nada resultaba tan en serio, ni la peor de mis depresiones. {LEER MÁS…}
Recomendados de la noche
Autores: Alejandro Jodorowsky, Cristóbal Jodorowsky.
Libros: Mujeres de ojos grandes y Maridos (Ángeles Mastretta)
Películas: El primer grito (Le premier Cri)
Series de TV: 30 Rock
Esencias florales: Mímula, álamo y temblón (para combatir el miedo).
Bebidas: Jengibre (para el frío).
Actividades: Práctica de danza árabe.